Un ícono de la Guerra Fría y otras tantas situaciones de confrontación ideológica de los Estados Unidos ha sido la revista Selecciones del Reader's Digest. Conozco a alguien que tuvo que devorarse innumerables tomos, ante la ausencia de televisión en un sitio de encierro ("cuidado") donde su familia la tuvo pasando un tiempo. De hecho una colección de más de cien ejemplares salta a la vista como un rasgo etnográfico relevante (y las he visto de más de cuatro décadas). Yo también, cuando estuve en sitios donde la sed de lectura solo se podía calmar con eso o con etiquetas de limpiadores para el piso, memoricé "Citas Citables", pildoritas de "La Risa, Remedio Infalible", asimilé decenas de artículos con el título comenzado en "yo...", conocí - presa por presa - el cuerpo de Juan y de María. Dentro de mi colección personal de objetos exóticos tengo unos ejemplares del 47 y el 48 de la edición cubana, con anuncios de firmas petroleras destacando las bondades de sus productos, como uno que habla de las "chaquetas" que les ponían a las naranjas para conservarlas (¡aich!). También conocí la respuesta soviética, la Sputnik, con el típico encolado dietético de la mayoría de los productos editoriales que llegaban desde el sol que iluminaba al mundo al localito de "Ediciones Suramérica", al lado del Museo del Oro por la "Calle Palau" (llamada así en memoria de un man atropellado por un tanque soviético y a quien la historia solamente le legó una placa en una callejuela bogotana). Mi "Problemas de Ecuaciones Diferenciales Ordinarias" de Kiseliov, Makarenko y el otro nombre raro que no me acuerdo, también suma al desprestigio de este tipo de productos que venían de por allá (eso sí, las ediciones en inglés sí eran hard back pero nunca se acercaron a mi bolsillo). A propósito; por tarea escolar, cuando terminaba mi bachillerato, debía leer los "Documentos y Materiales" donde se argumentaba a favor del Glasnost y la Perestroika. Se compraban en un misterioso local que la Agencia Novosti (Agencia de prensa estatal de la URSS), tenía en la séptima, pegadito a El Tiempo (lo que ahora llaman City, g'on)*. Como me pasó no pocas veces en mis tiempos de colegio, la plata para el libro de lectura obligada estaba disponible menos de 10 horas antes del control (en el mejor de los casos, algunas veces estuvo dos días después), y fui una mañana donde los kamarradas ruskis por las mugres cartillitas que ya se habían agotado. Le pregunté al vendedor si se conseguían en Suramérica (como para no perder el viaje) y el muy paranoico me contestó enfáticamente que eso no tenía nada que ver con ellos. Yo lo miré con cara de "hágate" y me fui corriendo a constatar que en el otro parche sí que menos estaba esa vaina.
Volviendo a Selecciones, alguna vez leí la nota de fines del 67 del tipo que decía "Yo [todo yo] Maté al Che Guevara"; también el valiente y aburrido relato de un tipo que derrotó el cáncer practicando el rafting ("Yo Vencí al Cáncer" o algo así). Ahora que cierta ala de la defensa del gobierno centra su cuento en descalificar el lobby de Petro y Robledo en Estados Unidos, al precio de tratar de manera desobligante a la embajadora, o de aseverar que causó el congelamiento de los dineros del plan Colombia (justificado por USA con el caso del General Montoya**, puesto en la agenda por la difusión que un medio norteamericano hizo de un informe de una agencia de inteligencia de allá, y no como resultado del viaje de los dos congresistas; como lo evidencia el historial de soslayo dado a ese caso cuando fueron las ONGs las que insistieron en el tema); recordé un chiste que leí en la legendaria revista. Decía, más o menos, que un ciudadano ruso fue apresado por gritar que el Secretario General del Partido era un incompetente. Que los cargos eran por injuria y por revelar un secreto de Estado.
* ¿Será que la oficina de los periodistas de la URSS tan cerca de El Tiempo compromete a ese periódico con la conspiración comunista internacional y Hernando y Enrique se hacían los anticomunistas?
** ¿Recordará el General Valencia Tovar (o lo tendrá anotado en una carta con sobre lacrado y paradero incierto) cuando el General Ramírez dijo en Miami que las Fuerzas Militares combatían en dos frentes, uno contra la guerrilla y otro contra instituciones como la Procuraduría?
Volviendo a Selecciones, alguna vez leí la nota de fines del 67 del tipo que decía "Yo [todo yo] Maté al Che Guevara"; también el valiente y aburrido relato de un tipo que derrotó el cáncer practicando el rafting ("Yo Vencí al Cáncer" o algo así). Ahora que cierta ala de la defensa del gobierno centra su cuento en descalificar el lobby de Petro y Robledo en Estados Unidos, al precio de tratar de manera desobligante a la embajadora, o de aseverar que causó el congelamiento de los dineros del plan Colombia (justificado por USA con el caso del General Montoya**, puesto en la agenda por la difusión que un medio norteamericano hizo de un informe de una agencia de inteligencia de allá, y no como resultado del viaje de los dos congresistas; como lo evidencia el historial de soslayo dado a ese caso cuando fueron las ONGs las que insistieron en el tema); recordé un chiste que leí en la legendaria revista. Decía, más o menos, que un ciudadano ruso fue apresado por gritar que el Secretario General del Partido era un incompetente. Que los cargos eran por injuria y por revelar un secreto de Estado.
* ¿Será que la oficina de los periodistas de la URSS tan cerca de El Tiempo compromete a ese periódico con la conspiración comunista internacional y Hernando y Enrique se hacían los anticomunistas?
** ¿Recordará el General Valencia Tovar (o lo tendrá anotado en una carta con sobre lacrado y paradero incierto) cuando el General Ramírez dijo en Miami que las Fuerzas Militares combatían en dos frentes, uno contra la guerrilla y otro contra instituciones como la Procuraduría?
P.D. Q.E.P.D. R.I.P. Un sentido adiós a Mstislav Rostropovich, genial interprete cuyas notas no pudieron sonar en el León (cuando igual yo no hubiera podido entrar) por cuenta de los "abajos a la música burguesa" de la institucionalidad rebelde, supongo que de los mismos creadores de "no uso papel higiénico porque es una tradición burguesa".
1 comentario:
Ah, tiempos aquellos. Yo también tuve a mi disposición 4 décadas de las archifamosas Selecciones del Reader's Digest, que las nuevas generaciones sólo conocen en las fincas (eso que venden ahora con ese nombre ya no tiene ni el untado del carácter de esa revista goda).
Y, como no, también leía Sputnik. Eso, a pesar de que mis papás no veían con buenos ojos a los soviéticos, aunque ya no eran tampoco maoístas convencidos. Esta me parecía mucho más entretenida, aunque la propaganda política a veces llegaba a acercarse en ridiculez a la de Selecciones, sin jamás lograr, eso sí, esas simas de degradación.
Recuerdo, en particular, un artículo tostadísimo que leí en Sputnik sobre una lengua universal que existió alguna vez en el mundo. Tostadísimo. Eso debió ser el hijo drogadicto de un alto dirigente del Partido. Yo pensaba que un pais que dejara publicar esas cosas no podía ser tan aburrido como lo pintaban.
Ah, excelente post. Hace rato no me acordaba de las dichosas Selecciones omnipresentes en mi niñez y preadolescencia.
Publicar un comentario