martes, junio 27, 2006

Yo y mi candidez

Reconozco que se necesita ser muy cándido para pretender que la fiereza que sacaron los Ghaneses para eliminar a República Checa iba a salir contra el paquetazo publicitario del torneo. Esos partidos de cancha sola son un escupitajo a la buena fe del público. Mala jornada para el fútbol africano.

lunes, junio 26, 2006

Medellín

No me creo del todo ese cliché de la Medellín violenta e indiferente. He estado allí y conozco muchísimas facetas de la gente real y sé cuánto de lo malo que pasa por allá también ocurre en Bogotá sin tanta difusión. La imagen del homicidio de un profesor de la Universidad de Antioquia en un negocio aledaño trae a mi memoria pasajes duros ocurridos en el mismo escenario a ilustres desconocidos; historias de sangre y pánico en la sala de urgencias del Hospital San Vicente de Paúl, cercano al lugar. La sede de la Universidad de Antioquia es un espacio bello y normalmente apacible en comparación con el ritmo de esa ciudad. La sola idea de que se viva una tensión por amenazas, con gestos directos de intimidación y la zozobra de la muerte violenta indiscriminada, casi que no es evidente para el visitante desinformado.
Por ahora no me interesa ser sabio o astuto para reconocer los móviles o las explicaciones. Repugna a la razón que tenga algún sentido algo como recibir un tiro. Es decepcionante.

Goles y otras cosas

Me encanta cuando un triunfo neto y honesto como el del Deportivo Pasto se da; me encanta que no pasen cosas extrañas faltando veinte minutos. Otra historia es el falso penal (al cual AP y El Tiempo llaman "dudoso") con el cual saldaron hoy el partido de Italia y Australia. Mañana Ghana tiene la oportunidad de mostrar lo que es jugar sin deslumbrarse por el precio del rival. Confío en que esa gente se pare con dignidad, como lo hizo México frente a Argentina.
Ah, y hoy salió algo en El Tiempo que me llena de gratos recuerdos.

viernes, junio 23, 2006

Fatiga

Ando con un pico de trabajo que no me ha dejado pensar mucho en nuevos temas para posts, aunque se me ha salido la manía comentadora en otros blogs. Tal vez la otra semana respiro un poco; además quiero volver a postear fotos.

jueves, junio 15, 2006

La tormenta apenas comienza

Comenté en mi post anterior mi preocupación por la campaña de expectativa de una seguidilla de noticias que apuntaban a unos resultados sobre libreto. No estoy en la ilegalidad ni me interesa escribir apologías acerca de justas insurrecciones ni heroicas justificaciones de males necesarios. Ni métodos ni fines me acercan con ningún proyecto armado de corte subversivo, sea su subversión la de la destrucción del presente sistema económico, o la de su supuesta defensa sustentada en la aceptación social de líderes de las economías ilegales. Tengo claro que la persecución que hagan las autoridades policiales y militares de mi país contra quienes se han asumido en rebelión o simplemente delinquen con la motivación que sea, tiene un soporte legal y unos modos reglamentados. Por eso mismo comento y cuestiono algunos caminos que han tomado estos sucesos.
La idea de que las universidades estatales de Colombia son centros de reclutamiento y adoctrinamiento de cuadros para los grupos alzados en armas contra el Estado colombiano es un viejo lugar común sustentado en situaciones que se presentaron en ciertos momentos del pasado, con singulares réplicas en tiempos recientes. Sobre eso comencé a escribir algo cuando me empecé a tomar en serio este blog. Por compromiso personal he construido mi postura al respecto, primero conociendo y reflexionando mucho, pero no es el espacio para hacer proselitismo con ello. Lo cierto es que las noticias de las últimas semanas evidencian una manipulación de eventos y situaciones, con gran perjuicio para mucha gente.
El porcentaje de personas que en las universidades encuentran interés o terminan involucradas en situaciones de violencia, propaganda o algún tipo de provocación frente al Estado es semejante al que puede hallarse en el país. Por supuesto que ciertas condiciones sociales, psicológicas y similares hacen que esas posturas guarden matices bien diferentes a los que se podrían observar en un municipio como Fortul (Arauca), o Puerto Rico (Caquetá) o Dagua (Valle). Una idea tonta que a veces se me salía entre cervezas, es que la expresión "fulano de tal decía... tal cosa" trae un tiempo verbal que se podría interpretar como que el tipo se la pasaba diciendo eso, cuando de pronto solo lo dijo una vez o lo escribió o se interpretó de algo que dejó por ahí. Así mismo existen imágenes mentales que se hace uno como transeúnte, o como consumidor de noticias. Para mucha gente, después de tanto oír decir que en la Universidad Nacional se la pasan lanzando objetos peligrosos hacia la calle, se le mete en la cabeza que eso pasa todo el tiempo y que nada más ocurre allí. Yo también pensé por mucho tiempo que en la Universidad Javeriana todo mundo se la pasaba sentado en unas gradas o caminando para adentro y para afuera o rumbeando en los sitios aledaños, hasta que tuve que ir a actividades académicas allá.
Por supuesto algo va del reclutamiento de cuadros dirigentes que - entre los años cincuentas y sesentas - hicieron las guerrillas en el movimiento estudiantil de la época, a los recientes casos de jóvenes estúpidamente inmolados en la realización de acciones tipo atentado personal o bombardeo indiscriminado en espacios urbanos, así como el hueco sacrifico de los mismos en el frenesí de batallas rurales, en las cuales no duran un suspiro. Incluso, habiendo ocurrido cosas similares en tiempos de fervor revolucionario, si se quiere de moda, la reedición de ciertos fenómenos en contextos tan disímiles necesariamente tiene que invocar explicaciones más complejas.
Hace unos años, a raíz de un extraño atentado con granadas de mortero lanzadas desde un sector no muy concurrido y poco vigilado de la Ciudad Universitaria en Bogotá, la Fiscalía organizó un allanamiento a la Universidad, concentrado en lugares donde se almacenaban materiales de estudio, cuya tenencia se respalda en cuestiones enteramente legales. Por ejemplo, sustancias incautadas al narcotráfico y entregadas a la institución para fines académicos, fueron confiscadas de manera maliciosa y además muy torpe (un agente de la Policía se quemó las manos con soda cáustica por su manejo nada profesional de los recipientes que revolcaba). También lo fueron elementos del laboratorio de aeronáutica, producto este de un convenio con instituciones del Estado. Lo más pintoresco fueron las preguntas de algunos funcionarios de la Fiscalía, evidentemente antiguos tirapiedras o infiltrados policiales, quienes indagaban por oficinas estudiantiles desaparecidas años atrás. Lo cierto es que las incautaciones fueron una irrespetuosa manera de sindicar a la academia y a la institución, por unos actos cuyas características evidenciaban algo secretamente planeado por pocos - muy probablemente ajenos al espacio - y no una confabulación de cientos de académicos para herir a unos vendedores ambulantes frente al 'bunker'; algo fácil de ver, aun para un abogado tan malo que sus preparatorios solo le sirvieran para ser vincualdo a la Fiscalía. Vale recordar que el día de los atentados, el Fiscal General de la época, comentó sonriente (en un arrebato de cinismo criminal, o pelada de cobre que llamamos algunos) a unos periodistas: "esos son los posgrados de la Nacional"; burrada que tuvo que tragarse en comunicado público cuando un funcionario judicial lo emplazó a que desarrollara su afirmación.
De unos años para acá, la nueva generación de incidentes anticipaba una fabulación como la que se viene presentando en los medios. Hace unas semanas el Secretario de Gobierno del Distrito dejó entrever que se harían capturas, fundamentadas en la idea de que una persona que no ha terminado una carrera después de más de un intento, necesariamente es culpable de alguno o varios tipos penales. Esta forma un poco extrema de entender el éxito y el fracaso académico fue enfatizada en el caso de la captura masiva de varios meses atrás de varios personajes vinculados a la Universidad de Antioquia, ante la cual El Tiempo publicó perfiles personales de las extremas demoras de un par de capturados. Sí existe un perfil, unas señales sospechosas y unos antecedentes reales de personas que han prolongado su permanencia en las universidades como parte de la realización de planes macabros, pero no creo que sea sano enfatizar en ese tema de la edad y el tiempo como prueba penal definitiva (habiendo tantas razones para que una persona tarde en conseguir un título y tantos casos individuales únicos) ni creo que sea muy ético ese realce del tópico cuando se trata de procesos penales que apenas comienzan.
Por supuesto vendría la cosecha de noticias y esta semana la primera se precipitó de manera abrupta. Independientemente de que una institución como la Policía tiene que ser rigurosamente investigada cuando ha tomado a un sujeto (si se quiere Satán en persona) vivo y libre, lo ha mostrado ante los medios y lo entrega 'suicidado' en sus calabozos; es importante que se revise esa forma de relacionar delito con instituciones y grupos sociales, particularmente cuando siendo tan complejas las cosas reales y tan rodeadas de prejuicios, los comunicadores sociales, los que devengan sueldo por escribir sin investigar y sin pensar y sin preguntar, pueden ser partícipes de un daño muy grande. Como se despedía Émerson de Francisco: "que Dios los perdone".

jueves, junio 08, 2006

Nubes negras

La arremetida invernal me tiene funcionando a media marcha y con amenaza de resfriado. Recién ayer, recibí un poco de sol que me dejó un poco quemado, a raíz de un desalojo por disturbios en la Universidad. Hacía tiempo no me tocaba salir de un edificio en medio de gases lacrimógenos y la receta de ayer sí que estuvo desesperante.
La recurrencia de estos eventos me inspira cierto pesimismo, pues hay una confluencia de percepciones que no trae nada bueno. Por un lado, la ficción de un proceso creciente de entusiasmo y participación por parte de los organizadores de la refriega; quienes tienden a evaluar el asunto como un avance en un proceso de quién sabe qué pero que creen tener muy claro. Por otro la misma percepción desde la mirada exterior, de quienes ven esa aparente multitud la confirmación de sospechas acerca de conspiraciones, manipulaciones por actores oscuros y temidos; además de los lugarcomunes que algunos tienen a flor de labios para referirse a la Universidad.
Un cierre preventivo por elecciones, con allanamiento a bordo (debería poner "el pávido návido", para ambientar la memoria de los tiempos de Turbay). Una exótica interpretación acerca de la inveterada pilatuna delincuencial de lanzar voladores (como se llama en Bogotá a los cohetes esos que se lanzan para las celebraciones; los de la tonta charada esa de ponerse la mano frente a la boca, desplazarla hacia arriba mientras se pronuncia una s prolongada y rematar con un aplauso que evoca las explosiones distantes del artefacto), orientados con un tubo, para presentarla como 'morteros' (interpretación de citytv basada en la declaración semitécnica de un policía).
El ambiente queda dispuesto para que pase casi cualquier cosa. Con ambiente de amenazas y con mensajes de sectarismo escritos por ahí, quedan fabricadas las excusas para situaciones trágicas como las que se han vivido en otros tiempos. Quienes celebraron ayer la realización exitosa de su choque con la policía (más la posibilidad de arengar por un rato a unos cuantos curiosos, en un escenario que de entrada excluye a la gran mayoría de la comunidad Universitaria y a la generalidad de la sociedad), demorarán en ver las otras facetas de su 'happening' y aun más en entenderlas. Así pasó con otras generaciones y así tendrá que ser con esta. Eso no excluye costos ni problemas, aprendizajes inútilmente repetidos. Y pensar que las grandes batallas por poner el conocimiento, la academia, al frente de la transformación de nuestro pedazo de mundo, no son tan vistosas ni tan escandalosas, no conquistan ni indignan.
Ya escampó, vuelvo a mi laboratorio...

martes, junio 06, 2006

Submundos

Hace un montón de tiempo, algún noticiero de fin de semana divulgó la labor de un redentor de oficio de los habitantes de la calle. La nota se centraba en una visita a un hogar-alcantarilla en el caño Arzobispo, el que pasa por el Parque Nacional, sigue por la 39 y sale a la 30 frente el Agustín Codazzi. En esa época ahí en frente quedaba la embajada de Francia. Un amigo del colegio, vecino del sector, me relato cómo la nota periodística como cosa rara había exagerado algunas cosas sobre estos personajes.
Unos años después tuvo cierto revuelo periodístico una oleada de homicidios en lugares de concentración de estas personas en Bogotá. La llamada 'limpieza social' fue tema de informes y libros y viajes al exterior financiados por ONGs. Se discutió ampliamente sobre la inmoralidad de apodar 'desechables' a seres humanos y hasta hubo un minihit teatral con actores naturales, dirigido por Patricia Ariza. Tan de moda estuvieron los ñeros, que se llegaron a organizar lunadas en la temida 'calle del cartucho', Manú Chao exigió ser hospedado allí en una de sus giras y un pequeño habitante de las calles del centro protagonizó uno de sus viedoclips y fue llevado a Francia a cambiar de vida.
La preocupación por el asunto ha ido y venido, ha habido tesis, experimentos, informes, conceptualizaciones, ... Desde la puesta en marcha del proyecto del parque del tercer milenio, con el desalojo radical del cartucho, se desató la trashumancia de un cuadro aparentemente localizado. Barriadas humildes protestaron para expresar que no querían gente así como vecinos, mientras otras se sorprendían al ver esa migración pasar frente a sus ojos. Que un indigente pase por la cuadra es la principal razón (ante la escasez de goles de nuestras selecciones o triunfos de Montoya) por la cual suenan las alarmas de seguridad de muchas cuadras. Sobre la movilidad de estas personas, tengo aun muchas inquietudes por resolver. En tiempos de más intensa cacería en alguna ciudad, muchos se desplazan a otra, no por bus intermunicipal, a pie parece que tampoco; pero a veces pareciera que nuestro país estuviera atravesado por una red de túneles como la de la película "Underground". Yo vi cuando la Policía subía a un camión a los gamines que más frecuentaban el entorno del Hotel Tequendama en 1986, con motivo de la visita del Papá. Comités de ornato de todas las ciudades bendecidas se enviaban unas a otras caravanas de 'indeseables', además de cartas de protesta. Otro misterio son los asertos de quienes promulgan esas cacerías. Quienes definen que se asesine a todos los indigentes de una ciudad como, digamos, Barrancabermeja, se agarran la cabeza preguntándose cómo aparecen otros, de dónde salen. El modelo ecológico con el cual tratan de explicarlo no tiene variables sociales.
Pienso seguir con esto, por una inquietud especial. En medio de la diáspora de la indigencia bogotana, hay un especial repoblamiento de las rondas de los canales de desagüe. Tras largas semanas de crecidas y mucha humedad y mucho frío, esos han sido escenarios de una de las facetas más fuertes de la ecología humana en el entorno bogotano. Los ñeros que se apropian de puentes o pequeños refugios, asumiendo incluso la seguridad ciudadana del entorno (porque los crímenes de otros les cuestan a ellos); los que saquean elementos metálicos del equipamento de la ciudad (tapas de alcantarillas, contadores, herrajes de los puentes peatonales de aluminio, etc) o raspan paredes de ladrillo; los que establecen su nicho en competencia con roedores y aves comedoras de carroña; los que no pasan discretamente, por alguna condición psiquiátrica extrema (hasta aquí la enumeración, para no parecer comercial de coca cola). La humanidad metida en alcantarillas, asentada junto a los cuerpos de agua... Continuará...

viernes, junio 02, 2006

La noche

Nunca fui el más rumbero, ni el más de nada en cosas de la noche. Sin embargo estuve por los laditos y exploré algunos lugares inimaginables, frecuentados por tipos humanos irrepetibles. Pero ahora siento una distancia especial, infranqueable, con ese mundo. La calle nunca me costó gran cosa, caminé esta ciudad a muchas horas y atravesando rutas no recomendadas. De hecho caminé muchísimo, por gusto, por adoración al cansancio. A veces fanfarroneé con que la calle no me ganaba, pero ya no afirmaría cosas así, entre otras razones porque esta selva me la han intervenido, por tanto sus señales no se pueden interpretar igual y mutan cada día.
Por cierto, no me he ajuiciado, más bien soy un inmaduro timorato y apabullado con los símbolos y formas de quienes hoy se apropian de las callecitas y los metederos que frecuentaba en tiempos prezanahóricos. Mis modos también cambiaron y no encajan con ese paisaje del recuerdo. Bueno, algunas tendencias ambientales no cambian, como el consabido aroma a orinal público de La Candelaria.
Hace apenas un par de horas me perdí mientras observaba esas cosas desde afuera, sobrio, ajeno. Sobre todo sin nostalgia, sin ganas de repetir.