jueves, noviembre 30, 2006

Para que vayan viendo

Sin ánimo de sugerir macabras conspiraciones tipo archivos X; dejo constancia de la divergencia de contenido editorial que noté hoy entre la versión impresa de El tiempo y la de su página web. En la Edición impresa de hoy, jueves 30 de noviembre de 2006, aparece esta columna. Quise comentarla en la versión web pero me encontré con esta otra, la cual tiene un tema afín. Lástima porque me parece una respuesta decente y pertinente al apologético engendro de anteayer.
P.D. 1 de diciembre. Me faltó esculcar en la sección de "Edición Impresa" de eltiempo.com. Aquí está la columna.

miércoles, noviembre 22, 2006

Lo tenaz es que es cierto

En este video, Gonzalo Valderrama cuenta con exceso de palabras y cierta inseguridad escénica algo que muchos compartimos (no así algunos comentaristas de eltiempo.com): "Soy Colombiano" es el jingle publicitario de un burdel, además de una proclama racista y antimoderna. "El Camino de la Vida" es una declaración prejuiciada que determina que la vida solo puede ser lo que rezaba el texto de Ciencias de Valecillo: "nacen, crecen, se reproducen y mueren". Cierto cejijunto nos remonta a los años treintas: "ama tu tierra, ama tu raza"...
Alguien me reclamó una vez: "qué queda si le quitas el lirismo al folclore". Bueno, seguramente nada. Los cantos vernáculos, los de mostrar en las presentaciones culturales de colegio pero jamás para amenizar fiestas, se componen de visiones simplistas y prejuiciadas. Si proyectaran valores modernos, debates responsables, si demostraran teoremas, pues no atraerían a nadie. Por eso Shakira puede cantar: "que contaminen toda el agua del planeta [...] pero que me quedes tú", versión glamorosa de "coma yo y coma mi macho, aunque aguante mi muchacho" y nadie va a ser tan bobo para plantearle el debate político, compañero.

domingo, noviembre 19, 2006

Un poco de pasado

Hoy publicaron una inquietante columna acerca de un tema que volverá una y otra vez de muchas formas. No solo el tema, sus protagonistas también han vuelto a las pantallas con diferentes atuendos, con convenientes omisiones o con descaradas justificaciones. Las noticias judiciales de la semana que termina son consecuencia de vacíos que dejaron los intentos anteriores por enterrar el asunto, como ya ha ocurrido en otras partes.
La Toma del Palacio de Justicia es el gran monumento a toda nuestra vesania, a nuestro culto a la sangre y al orgullo estúpido exhibido por primera vez ante tantos espectadores. La pretendida audacia, ya quemada y castigada, de los ejecutores iniciales (más la eventual fuente de financiación del operativo); el despliegue de torpeza y competencia homicida de los cuerpos comprometidos en la contratoma; todos los vicios del poder civil y las incoherencias de los políticos; la hipocresía irredenta de los medios tradicionales de información y sus huestes (más herederos).
Funcionarios negando hasta el cansancio que se hubiera desaparecido a detenidos vivos (sabiendo que eso está mal hecho y por eso no se debe aceptar), otros que justifican que los faltantes en las cuentas del asalto final (cuando se bombardea el baño donde quedaban los últimos rehenes y los últimos plagiarios, el Ejército no incluía en su estimativo a los empleados de la cafetería) habían apoyado la toma y por eso su muerte o desaparición no importaba. Recién el año pasado la dirigencia del M-19 reconocía la supervivencia de una militante suya que había participado en la acción. El mismo año que se autorizó la exhumación de cadáveres para determinar el paradero de los empleados de la cafetería, el abogado de tal causa (Eduardo Umaña Mendoza) es asesinado. Gustavo Petro se pone la camiseta de lo indefendible, con un tema que lo conmueve y que además es la excusa preferida, el recurso desesperado y miserable de sus contrarios en el parlamento, quienes lo sacan cada que él los deja sin argumentos. En últimas, aquí nunca pesará tanto derrotar un argumento, como descalificar a un contradictor. La controversia es entre reputaciones y alcurnias, no entre ideas.
Y la olímpica prensa, especialmente la televisada, hace sus especiales; ayuda a disimular las incoherencias de quienes hoy todavía pajarean en la política (hace años que no repiten la cara de achante de Noemí Sanín cuando la corcharon a la entrada de la Catedral Primada, días después del holocausto). Uno mismo ha visto cambiar sus propias cicatrices de aquella pérdida de la inocencia. El tema vuelve y todas esas memorias de la transmisión radial, de los noticieros de la noche, del vuelo de los helicópteros sobre el centro, de la humareda del incendio, del la desazón de alguien conocido a quien vi llorar a un allegado con la batalla aun sin dirimirse, de todas esas escenas y declaraciones - hoy presentadas como archivo - cuando las escuchamos y vimos por vez primera, de tantos rumores que circularon por mi ciudad, de la mítica pausa de Juan Gossaín después de confirmar una visión inconveniente, de libros, remembranzas, tesis, de insistencias y amenazas, de complejas empresas investigativas, de retorno de los rostros sobrevivientes en posiciones distintas,... Todo mezclado y reeditado, pero presente.

domingo, noviembre 12, 2006

Si yo fuera Kate...

... le exigiría que me lo repitiera mirándome a los ojos.

martes, noviembre 07, 2006

Quitarle el agua al pez

Desde que descargar decenas de MegaBytes en menos de una hora dejó de ser un lujo o una aspiración demasiado pretenciosa; un acceso permanente a Internet desde mi casa se volvió una necesidad básica. Los apremios de consultas a bases de datos, revistas, páginas de cursos universitarios, manuales de especificaciones técnicas de dispositivos, drivers, parches, actualizaciones de antivirus,... La mayoría requeridos a cualquier hora, especialmente aquella en la cual no se puede contar con un café.
Estoy advertido sobre el carácter mundial del problema del robo de infraestructura por cuenta del frenético aumento de la demanda china y la feria de precios altos de todo tipo de materias primas. Hace no mucho supe de las dimensiones del problema por los lados de Curramba. La semana pasada algo se comentó en El Tiempo. Informalmente me he enterado de acciones de este tipo contra la red de gas natural y sobre la implicación directa de agentes comerciales ligados con la importación de ciertos bienes desde la potencia nuclear asiática. Pedir que no compre de gallo a semejante bravucón es esfuerzo perdido. Endurecer las leyes para este delito, de manera acorde con la gravedad que representa el daño a infraestructura de uso común, más la afectación de la seguridad pública, es como todo lo que se legisla aquí; igual, matar también está prohibido.
Mi proveedor de servicio, la ETB, se encuentra en una dura encrucijada, pues su red de cobre es clave en la competitividad ante operadores frescos que asedian sus dominios dispuestos a todo. Si se le suman las horas de atender a clientes molestos e intensos como yo, el panorama exige salidas drásticas y urgentes. La situación no tiene cara de mejorar en mucho tiempo y ojalá no sea tarde cuando se tomen las medidas serias para afrontar la gravedad de que la infraestructura de la ciudad se convierta en bazuco, a cambio de emergencias por intoxicaciones, incendios, colapsos de telecomunicaciones, amén de las consecuencias económicas.