Hace unos años vi la presentación del video de Jorge Enrique Botero sobre los soldados y policías secuestrados por las Farc; el que lo sacó de Caracol. Su postura parecía bastante mesurada, pues supo dejar claro que no se trataba para nada de una forma velada de propaganda a ese grupo; nada más contundente que la imagen de depresión y desesperanza de los cautivos, frente a la arrogancia de sus carceleros.
Esta semana se habla, sin embargo, de su última aproximación literaria al mundo mítico de las selvas del sur, allí donde pareciera ocurrir todo nuestro macabro sainete de balas y mentiras al que unos llaman conflicto armado y otros amenaza terrorista. El gancho publicitario es el supuesto embarazo de Clara Rojas, colaboradora de Ingrid Betancourt y secuestrada junto con ella hace cuatro años. El recurso del morbo y al chisme, evidente treta de mercadeo, pasa por encima de la dignidad de una persona, pues es la clase de tema que - aun cuando fuera cierta la información - obliga respeto a su individualidad, ya pisoteada hasta el delirio con la privación de su sagrada libertad. El Tiempo de hoy refuerza la versión con la alusión a una confirmación vehemente de alias Raúl Reyes, quien no es propiamente la persona más creíble y respetable de este país y queda allí como el más deplorable chismoso, además de torturador de la moral de una familia, que no merece para ellos ninguna notificación, siquiera del estado de ánimo de la secuestrada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario