jueves, junio 07, 2007

El intransigente siempre es el otro

A veces el Servicio de Atención Psicológica de la Universidad invita a unos "talleres de asertividad", bajo lemas como "no digas sí cuando quieras decir no" (yo proponía, para un taller de francés: "Dodo, no digas sí, di oui"). Pienso en eso cuando recuerdo el salto que muchas personas, conscientes de su generosidad a toda prueba, tienen que dar para vencer la manía de ciertos manipuladores de tratarlos de egoístas para condicionar sus acciones. El viejo truco de "tú eres egoísta porque no me prestas, pero yo no soy egoísta cuando me apropio de tus cosas".
Ese mismo esquema moral está detrás de textos como el que hoy publica una de las páginas de la asamblea. Después de sostener un mes de bloqueos sin admitir propuestas alternas de expresión (y arrogándose la vocería única de la preocupación estratégica sobre el futuro de la Universidad), de cambiar por lo menos tres veces de motivación para un paro, de persistir en una postura intransigente al respecto en el momento crítico para cumplir con el calendario académico y habiendo guardado un estúpido y cómplice silencio formal para con un hecho tan grave como el atentado personal contra uno de sus contradictores; concluye que la intransigencia es de la contraparte y la conmina a renunciar.
Luego viene la crítica al estigma de "terroristas" proferido por el gobierno, comparando con "la parte del gobierno vinculada al radicalismo derechista". Aunque estoy advertido sobre el tamaño y el alcance preliminar del tema de la parapolítica, no deja de parecerme que la asamblea pelea con el espejo de sus consignas: "Uribe, paraco, el pueblo está berraco [dejemos en paz a los cerdos sementales]"; "vamos todos a tumbar al gobierno paramilitar", etc.
Desde el principio se ha jugado con la falacia de llamar pacifismo a la no realización de acciones que comprometan derramamiento de sangre. De hecho el pacifismo es un ismo, una postura, y trae connotaciones morales de una profundidad insospechada para quienes han maltratado recursos de la Universidad, han utilizado actitudes intimidantes contra quienes tratan de burlar sus bloqueos, han ejercido la violencia verbal, los abucheos, los gritos y la verticalidad tiránica del micrófono en tarima para evitar la exposición de lecturas alternas, como se esperaría en una Universidad plural, no confesional y además de buen nivel académico; lo cual se debería reflejar en la calidad de las discusiones.
Finalizan con su milenarismo de siempre. Los males que hacen hoy los hacen a nombre de un futuro hipotético. Insistir en la estrategia política y jurídica del pasado es la única verdad y la única compasión posible con el futuro de la Universidad. Resulta que una de las posturas más silenciadas por la censura asambleísta, pone de presente precisamente que lo que han hecho las administraciones anteriores ha sido echar el tema del pasivo bajo la alfombra, como esperando a que el día que las rentas estatales no puedan solventar esas obligaciones de Ley, el malo sea el administrador de turno y no los caudillos que salieron por la fácil en el pasado. La Universidad ya paga el pasivo en concurrencia con el fisco nacional, eso ya ha causado problemas reales y el porcentaje que - por vía de un fallo del Consejo de Estado - ha tenido al Rector pasando la mitad de su tiempo administrativo pidiendo adiciones presupuestales con Hacienda, es harto mayor que el del 5% del acuerdo inaceptable.
Para quien llega tarde a la discusión, la demanda al artículo del problema en el Plan de Desarrollo (porque los micos del Polo hay que dejarlos quieticos), tiene que hacerse cuando la Ley ya haya sido sancionada, demora meses, como cualquier caso elevado a las altas cortes y deja de nuevo el vacío sobre el tema. Vacío que en este momento representa la dichosa concurrencia en lo práctico.

3 comentarios:

Visor dijo...

¿El intransigente siempre es el otro? ¿Seguro?

Anónimo dijo...

Buenas.
Las formas de protesta, o en principio la utilidad de la protesta, son cuestiones muy difíciles de decidir y de juzgar. Quisiera saber si usted piensa que no existe una amenaza a la universidad pública de parte del gobierno actual, y de los anteriores. Yo creo que la universidad está sujeta a las mismas políticas de inspiración internacional que han tendido a la privatización de servicios y a la desregulación en otros ámbitos. No es porque "Uribe paraco"; de hecho los paracos son parte del plan, y la universidad sólo una cosita chiquitica. El artículo 38 es apenas un pasito diminuto en esa línea, una pelea de tinterillos que no debería haber llegado a la actual situación; sobre eso me parece que lo más sensato es acoger la propuesta de la comisión de rectoría de proponer una ley diferente que regule el tema de las pensiones, porque todo lo que usted señala sobre los problemas del limbo jurídico en que están es muy pertinente.

Pero por otra parte, sí creo que hace falta defender la universidad pública, y creo que todos estamos buscando desesperadamente mejores ideas para hacerlo sin consignas idiotas y ambiguas ni violencia contra las libertades individuales (que están sobrevaluadas, en todo caso). En un texto anterior usted habla de "ciertos retos como actualizar la biblioteca, emprender el relevo generacional docente hacia más participación de PhDs, incrementar el número de grupos de investigación acreditados, internacionalizar los programas académicos y promover mayor penetración en la industria y en la investigación por parte de los egresados" como "metas estratégicas de la defensa consciente de la Universidad Nacional". A mí todo eso me parece muy bien, y creo que la universidad ha tendido poco a poco, en los últimos años, a moverse hacia allá (el relevo generacional es urgente, pero al menos ya hay subscripciones a algunas colecciones electrónicas en la biblioteca). Sin embargo, me parece que así se logra una universidad de calidad, pero no se garantiza que sea pública, porque esto último es una cuestión política. Entonces quisiera saber si usted tiene alguna propuesta para defender el carácter público de la universidad (ojo: público no es "para pobres", como a veces se interpreta; algo que nos ha hecho mucho daño es pensar que hay una educación para ricos y otra para pobres), o si usted piensa que como vamos vamos bien y que la universidad puede seguir siendo la misma o mejor como entidad privada. Esto no lo digo en tono desafiante ni pendenciero, sino con interés genuino por escuchar ideas.

Marcela dijo...

Una de esas cosas que siempre he dicho sobre los paros es que la mayoría tienen solo una parte de la información, es por eso que a pesar del apoyo numeroso, siempre hay una mayoría que no le importa, y no participa, que puedo decir cuando soy egresada de universidad publica… que muchos de mis amigos digamos que 1 de 10 sabia lo que pasaba y daba su opinión, la imagen de estas protestas esta tan deteriorada que ya no surten efecto y es triste que no tengamos mas opción por que ya no hay como, hace años cuando samper la gente salía y movieron al país, aun cuando a el le debemos uno de los gobiernos con mayor apoyo social, a el no lo dejaban ni moverse y este que esta atentando contra el país, la constitución y todo, nadie hace nada y los que lo hacen son unos mechudos que no dejan dar clase, es por el modo, una protesta no es salir a gritar ofensas es por eso que creo que ya no son tan efectivas…