Cincuenta años han pasado del triunfo del movimiento que derrocó el gobierno militar de Gustavo Rojas Pinilla, uno de esos paros empresariales, hechos con el visto bueno de la alta sociedad y con el aplaudido concurso de los estudiantes de la época. Las que otrora fueran las residencias de empleados, luego las de casados y ahora el único conjunto de dormitorios estudiantiles en uso de la sede Bogotá de la Universidad Nacional de Colombia; llevan por nombre 10 de Mayo. La agitada carrera política de nuestro sustituto de dictador militar populista es un caso extremo de algunas de nuestras más vergonzosas idiosincracias en esas cosas. El militar anticomunista, el benefactor de los humildes, el tercero en disputa ante el último intento de ganársela al Frente Nacional, el chafarote de diversos incidentes de brutalidad, el tipo del busto en la Rojas con 68... Es sabido qué pasa después de que tantos obreros hacen huelga obedeciendo a sus patronos y cómo les va después a los bultos de ocasión; pero con todo vale como movimiento cívico y capítulo memorable de nuestra loca historia.
Conspiración discreta:A propósito de la conmoción en curso por los lados de la Universidad, hoy escuché a un viejo intelectual de cierto extinto movimiento cuyo nombre evocaba cierta frase de Supermán; denunciar todas las maniobras y planes megascópicos que se ocultan detrás de las acciones de los casi iletrados legisladores. Llamaba a las pedagogías intensivas de la reforma del 90 "fetichización de la máquina", denunciaba los estándares como imposición del maléfico mercado (ni pa que le gasto a recomendarle al tipo que pida a los tocayos de su apellido que le pasen el textico de Ken Alder, sobre el origen y el valor de ese simpático legado de los franceses en medio de su afamada revolución) y advertía sobre la pretensión de imponer a la educación "indicadores cuánticos" (sic). Y eso que es la etapa en la cual el movimiento busca mejoras cualitativas en su gesta hasta ahora centrada en lo otro.
1 comentario:
jajajaja muy fino, el aspirante a posmoderno de los indicadores cuánticos. Como una señora en Guachucal, Nariño, a la que le iba a comprar papas fritas y preguntó ¿cuanticas?
El primer párrafo sí está más macabro que chistoso. Pura maldición de Cara Gris.
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