Te invito, a partir de una exposición de afán con muchas colas sueltas e inconsistencias, a que estés esta tarde justo cerca de donde hay un lobby. A que parezca que surgió de nuestra discusión y consenso, a que parezca verosímil y razonable algo que tuvo que ser forzado atravesando muebles a las entradas de los salones (para ni así conseguir audiencia) y cuyos plazos casualmente se vencen hoy. Puedes hacerme caso o ser tratado como enemigo, como monolito indolente, y no tengo tiempo para resolver tus preguntas.
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