jueves, agosto 31, 2006

Donde la séptima cae en desgracia

Hace unas semanas me quejé de la cara real de la más ostentosa de las localidades bogotanas. Hace poco la volví a visitar y disparé unos cuantos intentos fotográficos desde mi privilegiada posición en el bus que para va de La Inmaculada al Perdomo. El movimiento del vehículo malogró la mayoría de las fotos. Rescato este par, donde se ve parcialmente el aspecto de los barrios de ladera y la zona comercial con moteles y todo; y un detalle del cuadro feo de las canteras.
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miércoles, agosto 23, 2006

Reyes consulting

Las Farc son una institución, en el sentido de su persistencia en el tiempo y en su organización interna, su disciplina y la obligación de sus miembros de adorar el carácter sagrado del aparato. Como protagonistas del régimen, como una de las más perniciosas influencias de nuestra política y nuestra economía, tienen también rasgos típicos de ciertas empresas familiares, con sus delfines pintorescos e incompetentes. Su cara política y su burocracia interna están llenas de homólogos de los más abyectos personajes del otro régimen, el de la [otra] política tradicional.
Allá adentro también tienen sus Turbays, sus Bedoyas y sus Ponchos Renterías. Difícilmente autorizan que su Noemí Sanín saque el clásico gesto de "si no sabes la respuesta, sonríe"; pero sus Pachos Santos, su Jorge Alfredo Vargas, sus Pretelts, etc.; no se aguantan las ganas de pelar el cobre, menos si tienen al frente a alguna de esas mataharis del micrófono, capaces de cualquier acrobacia para hacerlos cantar.
Pero sin duda el trasunto de la torpeza y la corrupción estándar del político 'fariano' es su vocero, A. 'Raúl Reyes'. El exgerente de oficina bancaria, repetidor indolente de las clásicas fórmulas recomendadas para la militancia; como no responder por las cosas sino desviar a la maldad del contrario, o quedarse callado y mirar con cara de claymore a quien lo corche. Reyes es un recitador, no un interlocutor con quien se pueda interactuar. El rictus del sicario, que se sabe diciendo frases cargadas de amenaza y prepotencia desde la impunidad de su cargo.
Lo más grotesco del caso es la manía que tomó la prensa de tomar sus declaraciones como verdades certificadas. En un solo año vimos un video con cortes de edición, presentado en el noticiero CM&, donde Yamid Amat fingía entrevistarlo en directo desde un estudio y el tipo derramaba sus arengas sin ninguna voz que lo controvirtiera, tal como en el monólogo más sonado de este período; también la declaración de Jorge Enrique Botero, defendiendo su chisme sobre el embarazo de Clara Rojas, "Raúl Reyes me lo dijo mirándome a los ojos". Para rematarla viene una nota de El Tiempo, basada en lo que AFP le contó en español sobre un artículo en francés, a sugerir que la palabra sin compromiso ni credibilidad de semejante personaje, da para ser asumida como prueba de supervivencia de Ingrid Betancourt. Una omisión así de chiquitica: Le Figaro incluye la opinión del comité de apoyo a Betancourt acerca de qué entienden ellos como prueba de supervivencia.
Que se agarre bien fuerte Price Waterhouse, porque la credibilidad de este badulaque parece estar en un plano de infalibilidad que va a destruir su modelo de negocio.

viernes, agosto 18, 2006

¿Al fin qué?

No termino de entender la farragosa explicación de un proyecto de ley que busca obligar a las personas infieles a aportar en el servicio de salud de sus amantes y participarles de su pensión.
Según el ponente es para liberar un montón de cupos del régimen subsidiado. Luego aclara que no se trata de promover la infidelidad, pues los aportes harán más difícil ocultar la felonía. O sea que no serán tantos los cupos que se liberen. Más bien se corre el riesgo de que, ante los costos adicionales del adulterio, se den adioses en cantidad suficiente para hacer colapsar el sistema de salud en general.

jueves, agosto 17, 2006

Esas nubes oscuras

Hace como una semana vi un atardecer bien raro. La clásica tonalidad rojiza de ciertas épocas del año enmarcaba unas nubes densas y oscuras. Mi cámara no da más y a esa hora la luz artificial se entrometió. Esto fue lo que obtuve:

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lunes, agosto 14, 2006

El cartón

Será porque se supone que es un tema que a uno le interesa que uno se aguanta leer las anodinas columnas de Guillermo Santos Calderón en la sección editorial de El Tiempo. También porque se supone que, siendo esa casa editorial tan importante empresa de medios y dueña del portal quizás más importante del país en Internet, toca estar pendiente de las posiciones del supuesto experto y especialista de la familia. Ahora se le ocurrió la gran idea de llamar teoría suya a una vieja propuesta que, aunque no tiene presencia formal en Colombia, aplica de hecho en la vida profesional y en otros países hace parte de la reglamentación de muchos gremios.
En Estados Unidos la licencia profesional de un ingeniero está supeditada a la presentación de pruebas quinquenales de conocimientos, con posibilidad incluso de ser devueltos a las aulas, precisamente porque se ha puesto en cuestión su capacidad de autoaprendizaje. El mercado mismo descarta a muchos por el tiempo transcurrido desde su grado y por su falta de actualidad. La columna es tan baladí que parte de la pregunta extrema acerca de la validez de un título de ingeniero del año 67. Los comentarios traen de todo pero evidencian el flojo conocimiento que tiene Santos acerca del mundo práctico que viven los egresados de la misma profesión que él tiene (Ingeniero de Sistemas, por allá de los setentas).
En últimas, es un tímido arañazo a una cosa que hace tiempo está cuestionada de facto: la infalibilidad del cartón, del título, como fuente de credibilidad en la calidad del trabajo profesional. Pero la solución no puede ser la expansión alegre de requisitos para que las instituciones educativas se ataquen a ampliar su portafolio con malas ofertas de venta asegurada. Hay que incrementar el ambiente de competitividad y formar a los que vienen en la disciplina del aprendizaje permanente, del contacto interdisciplinario y la práctica real de la innovación tecnológica, no la simple recitación de lugarcomunes como los que habitan la columna que hoy comento.

miércoles, agosto 09, 2006

Un Verano en Bogotá

Aquí no hay estaciones, pero se puede ver un sol así de intenso a las 20:15 por cuenta del descuadre del reloj del transmilenio.


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En realidad eran las 13:15, pero aprovecho esta visión pasajera del verano de los trópicos para celebrar que se realice una nueva versión del "Festival de Verano". Tal vez esté corto de tiempo para atender eventos, pero me complace que haya quien todavía apueste a una ciudad para ver y tocar y gozar. Hace dos años gocé con Los Van Van y el año pasado asistí al concierto de Vicentico; no sé cómo vayan a clausurar, pero el evento del carnaval va a empalmar con "Salsa al Parque" y no me puedo perder al legendario Henry Fiol.

martes, agosto 08, 2006

Esta es la política

Lo más brillante que he escuchado en boca de un deportista.

lunes, agosto 07, 2006

Sobre Fidel

Caballo está enfermo y, como en la canción de Santos Discépolo, ya algunos se prueban la ropa que va a dejar. Ahí es donde se dan cuenta literalmente de la talla de lo que quieren reemplazar. La dirigencia cubana se debe estar dando un festín informativo con la cantidad de peladas de cobre que salen por todas partes. También actúa con prudencia, porque sabe muy bien lo que hay en juego. Desde afuera, suenan duro los anuncios sobre el retorno de la democracia. Quedando tan pocos testigos de la última contienda electoral como se concibe en otros países, vendría a ser la implantación de esa forma de elegir los representantes. Esas cosas no funcionan tan de la noche a la mañana y la formalidad política es apenas uno de los problemas.
Con una de las más cortas carreras poscoloniales en el continente, Cuba tiene muy poca experiencia en el modelo de democracia liberal occidental. Dictaduras y caudillos de largo aliento han primado en el corazón político de los cubanos. Manejar el gobierno se ve como cosa de mayores, de seres de leyenda. Cuando pregunté a militantes comunistas sobre qué venía después, no me respondían y más bien rogaban al altísimo que ese momento nunca llegara. "Él es la unidad de los cubanos y si no está quién sabe para dónde vamos". Cuando hay un papá que se encarga de tener todas las ideas y de asignar las tareas correspondientes, algunos se malacostumbran y no tienen cómo imaginarse un después. Y no fue solo la manía comunista del culto a la personalidad la que lo llevó a ese papel de todopoderoso imprescindible. En parte también se debe a esa tradición caudillista y a la obsesiva guerra personalizada de sus adversarios. Un éxito de timba, censurado por el régimen, decía que había que conseguir un palo para darle al 'mango'.
Mientras sus detractores dedicaron décadas y dólares a destruir su imagen y conspirar contra su cuerpo, se consolidó un sistema, lleno de vulnerabilidades pero con un montón de gente organizada para respaldarlo. Gente que no fue como él, moldeada por esa historia personal del hijo de un rico ganadero, educado por jesuitas y luego partícipe de la política estudiantil universitaria; rápido en compensar el desdén de sus amigos norteamericanos con sucedáneos ultramarinos y curtido negociador. Allá dicen que él es digno representante de los orientales (los de las provincias del Oriente de la isla): gran conversador, engatuzador, carismático. A veces sin hacerse entender fascinaba, no descartaría que no haya perdido tal don. Los que siguen son funcionarios en el sentido más práctico de la palabra. Son ruedas de engranaje, sin ganas de brillar, pero disciplinados militantes (tanto que no ven mucho más allá de su función).
Pienso que Cuba paga duro el precio de su disfuncionalidad con un mundo difícil de evadir. Eso tiene que afrontarlo. Las conquistas sociales tienen muchos atenuantes en su soporte orgánico. Salud gratis sin suministro completo de medicamentos (gratuitos aunque de muy difícil importación, pero misteriosamente disponibles en los 'shopping' a precios internacionales, es decir inalcanzables para el ingreso normal de un empleado de allá; también de acá, no la vengamos a montar de primermundistas). La educación tiene sus limitantes. A mí, como habitante de un país mucho más liberal en esas cosas, me alcanzan a asfixiar ciertas intromisiones presidenciales en temas académicos; allá me sentiría mucho peor.
Curiosamente, aquellas facilidades de la vida moderna que disfruto en Bogotá, que sin ser de clase alta puedo ver acá como no podría en Lima; aquellas comodidades y necesidades propias de mi estilo de vida que me hacían decir no hay, no veo, aquí no tienen... contrastaban con las cosas que colombianos mucho más pobres que yo notaban que sí había. Las privaciones de la gente necesitada de nuestro mundo rural en depresión y de ciertos cordones de miseria (especialmente en Bogotá y Montería) llegan a extremos que hacen parecer nórdico al más infortunado cubano.
Ciertos funcionarios cubanos decían que la mejor solidaridad con su revolución era que uno hiciera la de su propio país. No ando interesado en hacer revoluciones, pero ahora que lo veo el mejor aporte que uno podría hacer a la democracia y a la inserción exitosa de Cuba en el concierto mundial es trabajar por la productividad y el desarrollo democrático del país de uno. Como tantas obsesiones benefactoras, termina uno entendiendo que para dar sí es importante tener.

domingo, agosto 06, 2006

Oh, Capital... mi Capital

Antes de acostarme quiero decirle feliz cumpleaños a mi amada ciudad, a la que vi por años plena de luces desde el penthouse de la ciudad. No uno de esos del norte, pobres en amplitud, sino desde el fresco suroriente, donde los barrios tienen nombres chéveres como La Gloria, La Victoria, La Belleza y Atenas. Allí donde tuve la fortuna de pertenecer a la última generación que vio más o menos limpia la Quebrada La Nutria y viví una infancia llena de sonidos populares, películas mexicanas, y donde llegué a consagrarme entre familiares y amigos con mi inspirada versión de "la de la mochila azul", el memorable éxito de Pedrito Fernández. Intentos colectivos de suicidio en carros de balineras como solo se viven en un barrio de ladera, banquitas con pendiente y cross country. Canciones de Leonardo Favio, de Vicente Fernández, de Diomedes Díaz, Abba, Kenny Rogers y la inolvidable Cucharita de los primeros Carrangueros de Ráquira.
Una vez me llevaron a ver un circo ruso en el Coliseo El Campín, ese que ahora solo se usa para el culto y eso era peregrinar al norte; de paso se vivía la exótica experiencia de comer Pizza en la 30 con 53, en un local de la desaparecida Pizza Nostra. De hecho cuando íbamos al Sears yo sentía que era ir como a Nueva York, porque allá estaban todos los juguetes que uno veía en la televisión pero no en el comercio del barrio. Incluso vi una cosa que nunca se borró de mi memoria, tanto que cuando voy al Casa Estrella de Galerías recuerdo muy bien en qué parte lo exhibían: el computador Sinclair, hito legendario de la carrera por el computador hogareño comprable. De hecho, esa es una obsesión sobre la cual pienso volver. Por entonces pasaban en televisión colombiana a Mazinger Z, del cual me perdí muchísimos capítulos por el racionamiento de energía del 81; no así con "El Último Mohicano", miniserie que desencadenó mi carrera por leer las novelas de aventuras básicas, clásica iniciación de mi carrera como lector... Y llovía y llovía.
Esa Bogotá permanentemente nublada, gélida, lodosa; se fue llenando más y más de excepciones soleadas, al punto de hoy presenciar escenas exóticas como venta de gaseosa helada en los semáforos. Los niños no usábamos pasamontañas y solo cubríamos la cara para jugar a los pistoleros (bueno, cuando la toma de la embajada en mi barrio se jugaba a los guerrilleros, pero eso rápidamente dejó de ser divertido) o a los ninjas. Luego vino la edad de recorrerla más, de ir más seguido al centro, de esperar bus en la Décima con Jiménez en actitud paranoica, de hacer septimazos; de salir de paseo por la Sabana y ponerse cita en uno de los puentes numerados (el primero, el segundo y el tercero) de la autopista norte. De conocer y habitar la Biblioteca Nacional y la Luis Ángel (hacer una cola imposible para entrar a la una y ver cerrada la otra durante el 89-90, qué sequía de año).
Lástima que cierta gente decidiera usar la fecha natal de mi ciudad para descargar su 'little boy' y arrancar doscientas mil almas de Hiroshima; para mí es imposible separar los dos sucesos. Para mis adentros quiebro una lanza...
Feliz cumpleaños, amada capital.

sábado, agosto 05, 2006

Manipulación

Ayer comenté las características extremas de perversidad que la noticia sobre la bomba de Cali traía. La edición impresa de El tiempo trae la aclaración sobre el papel de James Fernández Sandoval en el atentado. Es decepcionante que en medio de semejante situación tan monstruosa aprovechen los artífices de la propaganda para manipular las emociones de la gente. La veracidad del escenario de un civil manipulado o engañado por las Farc para ser llevado como mula al lugar de la explosión es plausible. De hecho la sola idea de poner una bomba para herir, matar y destruir es por sí misma condenable, sin atenuantes. Pero no hay derecho a mentir de esa manera, aprovechando la lógica reacción de rechazo que asiste al público.

viernes, agosto 04, 2006

Qué semana

Esta semana corrí por mi vida. No en el sentido dramático del inminente riesgo, sino por el de ciertos apremios que pueden ser estratégicos para la realización de mis aspiraciones profesionales y vitales. Estoy muy agotado, pero creo que las cosas tienen buenas probabilidades de salir, eso me permite caer dormido con una sonrisa.
Viene fin de semana con feriado, el puente del 7 de agosto con posesión presidencial. El día de cantar ese himno ignorado por muchos, el de "saludo adorada bandera que un día...". En la primaria vestí alguna vez de soldado criollo y un hermano mío hizo de español, más vistoso su disfraz, por cierto; aprendí un pasaje del libro de historia - el cual tenía que leer en el acto solemne - para sorprender a los profesores repitiéndolo de memoria. A esa patria heroica la quise, la admiré a pesar de no ser sus batallas tan vistosas como las de Sankukai (aquí más).
Pasaré un fin de semana no muy callejero, debido al blindaje de la ciudad, el cual hará incómodos y lentos los desplazamientos. En un post anterior comenté con sorna el asunto de la ley seca como medida de seguridad antiterrorista. Me ratifico, pero me siento muy molesto por ese asunto de las bombas. La imagen de ese señor, estallado junto con el vehículo, llevado a la muerte como mula, me llena de rabia y decepción frente a las formas tan perversas que pueden tomar el orgullo y la estupidez. Aquí nadie está para atentados suicidas. Bien podemos ser los colombianos unos amigos irredentos de la vida riesgosa, algunos gozadores de la velocidad y el asedio de la muerte, otros impávidos ante cualquier amenaza o perseguidores de venganzas atizadas por la pasión más insana. Pero nadie aquí bota su vida de esa manera; solo homicidas dispuestos a romper cualquier límite, siempre y cuando sea con la vida de otros, pueden estar detrás de una monstruosidad así. La gerencia de la masacre, con sus metas y sus presiones, alimenta con la sangre de cualquiera su imbécil leviatán de odio y sectarismo, solo para que caiga sobre ella multiplicando la sinrazón.

domingo, julio 30, 2006

Pacho Santos

El Tiempo es el periódico de mayor circulación en Colombia, el que más pauta publicitaria vende y la cara principal de una poderosa empresa mediática, con gran influencia en la política de la ciudad de Bogotá, donde se mueve la tajada principal de la economía nacional. Tras la debacle financiera de su único competidor en la escala nacional, el aun más antiguo El Espectador (víctima de la guerra que le hizo Pablo Escobar Gaviria asesinando a su director - Guillermo Cano - impulsando un veto de anunciantes acatado por muchos de los guardianes actuales de la moral y objeto de un salvaje atentado con bomba; luego rematado por las erróneas prácticas administrativas de los herederos), quedó sin contrapeso en su escala de influencia. Los apellidos Santos y García-Peña están asociados con columnas editoriales que han sido vistas desde hace décadas como las portadoras de la línea del establecimiento, de los caminos que debe tomar la política.
Desde la década de los setentas y hasta bien entrados los noventas la capitanía del diario estuvo en manos de los hermanos Enrique y Hernando Santos Castillo, quienes determinaban al detalle cada contenido de ese medio, llegando incluso a prácticas corruptas como la modificación del texto en una caricatura, sin siquiera consultarlo a su autor (así terminó la época del caricaturista Vladdo en ese periódico). La nueva generación de los Santos ya escribía. Enrique Santos Calderón venía de dirigir la revista Alternativa, hito de la prensa izquierdista en Colombia y obsesión crónica de algunos, mientras su columna "Contraescape" representaba la nota disonante de la línea familiar, aunque fue llegando a una convergencia óptima con padre y tío para el momento del relevo (uno de los dos decidió morir castrista). Rafael Santos y Guillermo Santos, buenos seguidores de la línea de los viejos, también sacaban sus notas sobre política y sobre el negocio de la tecnología (bueno, artículos sobre cómo quitarle la protección contra escritura a un disco flexible o cosas así de elevadas) respectivamente. Juan Manuel Santos, pésima pluma, comenzó su carrera de político, la cual ha sido exitosa siempre y cuando él no sea el candidato a nada. Pero faltaba uno, el que se suponía que solo servía para gastarse la plata de la familia en rumba y consumos colaterales, el que nunca sonaba por sus escritos.
Francisco Santos Calderón, el de la voz chillona y el tonito altanero de gomelo del norte, siempre alterado y con síndrome del conejo. Se volvió importante cuando fue secuestrado por "los extraditables", aparato armado del Cártel de Medellín. A diferencia de Diana Turbay, fue uno de esos secuestrados ilustres que Pablo devolvió vivos de manera incruenta (como con Andrés Pastrana Arango, quien - investido de heroísmo mientras se opacaba el horrendo asesinato del Procurador General Carlos Mauro Hoyos - salió del secuestro a ganar la primera alcaldía por elección popular en Bogotá). En la larga entrevista de una página publicada por El Tiempo cuando lo soltaron, 'Pacho' relataba que el día de su rapto preguntó a uno de los secuestradores si eran del narcotráfico o de la guerrilla, a lo cuál el tipo le contestó que cuál prefería; el narcotráfico, contestó.
Luego vino su gesta en el activismo contra el delito del secuestro, la creación de la Fundación País Libre y la primera ley de iniciativa popular (si mal no estoy, la única) expedida por el Congreso. La dura ley, que ataba las manos de los familiares de los secuestrados para pagar rescates, terminó por caer. Sin embargo, el mejor momento del éxito político de Santos vino en la segunda mitad de los noventas. La imagen de su ONG como el negativo de aquellas de derechos humanos que solo veían las barbaridades cometidas por el lado del Estado y sus colaboradores, fue transformada por una actitud flexible en algunas discusiones y actos concretos. En una seguidilla de marchas que se realizaron en varias ciudades en 1997, la postura oficial de los organizadores era que no solo se protestaba contra el secuestro sino contra otras modalidades de privación ilegal de la libertad, fueran causadas por grupos armados ilegales, delincuencia común, agentes estatales o autores desconocidos.
Yo estuve en la que se hizo en Bogotá y, aunque había arengadores de la postura ultraderechista, lo que se vio en la tarima fue un ejemplo de ponderación. Un sacerdote de la Catedral Primada hizo una intervención muy sensata que anuló el efecto propagandístico que oportunistas como Pablo Victoria querían darle cuando gritaban hacia donde estaban las pancartas de Fedegan (que era donde yo estaba). Hubo intervenciones de familiares de víctimas con distintos tipos de victimarios. Secuestrados por la guerrilla, familiares de Alfonso Cano secuestrados por paramilitares, plagiados por la delincuencia común, desaparecidos por fuerzas del Estado y el terrible rapto de una menor de quien no se sabía nada. Yo estaba impresionado por la altura y la claridad de los organizadores, pero Pacho la regó, como dicen en México. En su turno de palabra dijo que tenía un mensaje para quienes decían que la sociedad civil no existía o no servía para nada: que esa marcha ya había obtenido el primer resultado. Dijo que lo acababa de llamar Carlos Castaño al celular, que no sabía cómo había obtenido el número (bueno, para que supiera que no era una pega, mínimo lo tenía en sus contactos), pero que como una forma de saludar esa manifestación había decidido liberar a los familiares de Cano.
A pesar de haber opinado varias veces de otra manera, Santos se vinculó a la campaña de Álvaro Uribe a la presidencia, lo cual le generó cierta distancia pública con algunos de sus familiares en el periódico. Su tono alterado, que debe mantener con el Cristo en la boca a su cardiólogo, ha sido recurrente cuando emprende guerras santas contra los detractores del gobierno. Ahora que lo pienso, he visto más inteligencia en las subidas de voz y jugadas pendencieras del propio Uribe. La vez que paró al tipo de AI en España fue de quitarse el sombrero, incluso Carolina Barco se lució. Pero Pacho parece que no es como ciertos tartamudos que conocí, brillantes para el lenguaje escrito como compensación. Su mediocre prosa escrita no es complementada con habilidades oratorias ni argumentativas. Su último lapsus linguae es de antología y por eso escribo hoy acerca de él.

sábado, julio 29, 2006

¡Qué calor!

Vagando por la blogósfera encontré un enlace a un sitio muy singular. Bueno, en realidad varios lugarcomunes de los corresponsales de guerra que vienen por aquí, pero no deja de ser interesante mirar el material.

Guayabo

La verdad ni en mis tiempos de rumba viví en serio el malestar post borrachera, guayabo, resaca o chuchaqui, como lo llaman en quechua. Me refiero al otro eufemismo por guayabo, el que asocia el epílogo de la juma con desamor, con insatisfacción, con aburrimiento. Me inspira esta situación la experiencia de la noche anterior. Visité una zona de Bogotá por donde no pasaba hace por lo menos veinte años, el entorno de la séptima como con 170, hospital Simón Bolívar y colegios con nombres alusivos a tormento de religiosa. Por viejos resabios ideológicos, de esos que se dejan pero que persisten en el acento, uno tendía a pensar que la ciudad vivía el abandono en su extremo sur y que el norte era todo cuidadito y pinchado. Obvio que ya hace años sabía de la degradación del espacio en la esquina nororiental, por los boquetes de la explotación minera y las consecuencias geotécnicas de la misma combinada con la deforestación y la urbanización irracional de las laderas; pero me sorprendió el contraste entre ese ángulo feo de la pomposa localidad de Usaquén con la faceta ostentosa. De hecho vi ambas cosas como siendo tan parte de lo mismo; en particular uno de los límites, donde el baldío mal tenido del entorno de una cantera empalma con un par de estrafalarios edificios, de esos con vidrio de espejo; caros pero igual de feos a los barrios de la loma.
El abandono del entorno es patente, la ausencia de andenes bien cuidados, de semaforización adecuada, la forma tan veredal de comportarse los policías (vi una camioneta de la policía desembarcar a unas seis colegialas a las cuales llevaba en el platón, en plan no propiamente legal). Nada que ver con el mito de la "ciudad que queremos", la que "encontró su camino". El actual proceso de desarrollo de esa localidad es un nuevo capítulo de la mentalidad corroncha* que tanto transformó la cara de muchas ciudades intermedias y de la misma Cali, diez o quince años atrás. Es el legado de las urbanizaciones sin urbanismo y sin urbanidad.
La noche fue rematada por una peregrinación al centro solo, fantasmagórico. Último viernes del mes, pero como que no pagaron. Para completarla, viví la angustia de la pobre provisión de buses del inefable transmilenio sobre las horas de cierre del sistema. Una auténtica desgracia.
En otros temas, don Luis Noé Ochoa comentó en El Tiempo sus impresiones sobre la noticia de la semana. Coincido con su lectura del asunto. Bueno, yo intuía que mi juego de palabras al respecto no podía ser único ni original, más bien era inevitable. Por cuenta de la columna de Ochoa terminé leyendo las confesiones de Tola y Maruja, las cuales no vi hace una semana por andar de viaje.
Glosario:
* Corroncho es un adjetivo usado en la costa Caribe colombiana para aludir a estrafalario o de mal gusto.

viernes, julio 28, 2006

Tino

Normalmente bajo el influjo de la cerveza, he afirmado varias veces que el pesimismo y la patética melancolía de la tradición lírica de la música popular latinoamericana hacen del grunge y otros lloriqueos anglosajones simples rondas infantiles, ayes como los de la pajara pinta. Romances perdedores en los valses ecuatorianos, orgullos de macho derrotados en memorables rancheras (las de José Alfredo sí que me patean), evocaciones de ranchos abandonados como en ciertos sones y bambucos, dolores no curables con mejoral en paseos vallenatos, lacrimosos lamentos andinos, saudades melosas en distintos ritmos brasileños... Pero nada supera al Tango, a sus dictámenes de fatalidad tan llenos de ese pragmatismo de la calle y la noche.
Y dentro del tango mismo, capítulo excepcional ocupa Enrique Santos Discépolo, el del famoso "Cambalache", el certero pintor de la imagen de "Esta noche me emborracho". Aquí, su atinada proclama, interpretada por quien tenía que ser:


miércoles, julio 26, 2006

Monólogos de la Virginia

Anoche fabulaba un código en Matlab, cuando me llamaron para que viera el hit televisivo de la semana: el sincopado relato de Virginia Vallejo acerca de sus andanzas con Pablo Escobar Gaviria y de sus razones para señalar a Alberto Santofimio Botero como autor intelectual del homicidio de Luis Carlos Galán Sarmiento. La verdad, lo vi por pedacitos y casi al final, porque estaba más o menos en lo mío; pero no dejó de impactar el ritmo errabundo de su dicho, cierta gesticulación adormilada y el vacío profundo de su floja defensa ante la pregunta obvia de cualquier espectador: ¿no es delito no haber denunciado todas esas cosas en su momento, preferiblemente antes de consumados los delitos? (Rta: esas vainas prescriben).
El canal que transmitió el monólogo presentó en su programa de variedades, el fin de semana pasado, la representación de una entrevista a su principal presentadora de chismes de farándula, debido a que fue compañera de trabajo de Vallejo y aprovechando que por primera vez en muchos años se podía volver a hablar de ella, gracias a la 'suficiente ilustración' que trajo la noticia de su testimonio en el proceso de Botero; a través de notas, imágenes de archivo y evocaciones del legendario aspecto de sus piernas. El formato de la declaración unilateral, sin preguntas, sin incomodidades, deja un sabor propagandero, o por lo menos la sensación de negación del ejercicio de la crítica. De todos modos, también se presta para que la credibilidad de la denunciante quede en entredicho, pues sus gestos e indecisiones saltan a la vista. La lánguida tragedia de una Milady sin dientes, sin embrujo sobre su amante - el pobre Pablo - manipulado por mi doctor Santomafio y llevado por este a la perdición, mas no por las artes horizontales ni el poder de la belleza.
La forma estrafalaria como el sitio web del Canal RCN presenta su éxito, acompañando una transcripción que parece rebuznada a cuatro manos por los mismísimos Jorge Alfredo Vargas y Claudia Gurisatti (transcribiendo ay como "ahí" y diciendo que Perú cogió a Abimael Guzmán y 'votó' la llave) con una narración en negrita llena de arabescos y figuras más propias de un capítulo radial de Kaliman o alguna novela mexicana, que de un documento de interés periodístico sobre hechos delictivos que tuvieron impacto en este país. Una periodistada más para lamentar.

lunes, julio 24, 2006

José Granés

Falleció esta mañana el profesor José Granés, de quien aprendí dos o tres cosas relevantes sobre la vida y la política, aunque comparto que su oratoria académica no fuera tan memorable. Se fue una gran persona, un maestro de la sensatez y todo un referente ético.

jueves, julio 20, 2006

Independencia grita

Hoy se conmemora con día feriado la declaración de independencia de Colombia. El 20 de julio tiene lugar el desfile militar más importante del año y se inicia la legislatura de cada año en el Congreso. También es la fecha de referencia para leerle la carta astral al país y el nombre de un barrio popular de Bogotá, con una famosa iglesia muy visitada por la fama de milagroso de su divino niño de Praga. Veintejuliero es el mote que se gana un tipo particular de discurso, de arenga pasional que invoca la pobreza y su redención. Francamente no sé si el origen tiene que ver con el carácter popular del barrio o por la anecdótica proclama de José Acevedo y Gómez en 1810, la que hablaba de los momentos de "efervescencia y calor".
La otra independencia, la de Cartagena de Indias, nada más amerita una fiesta de la cual solo tiene resonancia el reinado nacional de la belleza, el cual selecciona a la representante de Colombia para Miss Universo; con todo y que fue más atrevida porque pretendía independencia total de España, no solo de los Borbones. La de Mompox, en cambio, nadie la menciona, ni tiene feriado propio. Recuerdo que hace unos años alguna mano grafitera tapó parte del nombre del Parque de la Independencia en el centro de Bogotá, quedando como parque de la dependencia.
Desde que subió Álvaro Uribe al gobierno, la conmemoración de esa fecha viene antecedida de un gran despliegue de paranoia en los barrios céntricos de Bogotá. El sacrosanto Transmilenio sufre la interrupción de su operación o su racionamiento, se emplazan soldados, policías y auxiliares bachilleres por varias vías y se proclama la ley seca y otras restricciones.
Yo entiendo que, con los antecedentes de violencia política de mi amada patria, cuando la historia de mi familia tuvo gran influencia por los duros avatares que hacían que el color de la corbata fuera visto como adscripción partidaria y convertía a su portador en blanco fijo de las pasiones políticas; con todo eso se prohiba la venta y consumo de alcohol alrededor de las fechas electorales. Pero que esa prohibición sea una prevención creíble ante actos terroristas, no me lo creo. Vendría a ser como que alguien, porque se emborrachó, decidió volverse guerrillero, fue a su casa a sacar ese mortero que tenía guardado bajo la cama y lo disparó contra los maquillados rostros de las fuerzas especiales.
Listos, la seguridad presidencial tiene que ver con la no circulación de peatones ni automovilistas por las inmediaciones del centro, tanto que la carrera séptima quedó permanentemente vedada entre las calles séptima y once por cuenta de tantos fantasmas que asedian la labor del mesías. ¿Pero a son de qué me prohiben a mí comprar unas cervezas en un supermercado a tres o cuatro kilómetros de distancia?
En fin, hoy es el día en que celebramos no ser más españoles de segunda mano sino colombianos de tercera. Campeones en número de países que nos exigen (y nos niegan) visa y nos revisan el colon en los aeropuertos. Día de colgar la bandera y ver películas malas en la televisión nacional (qué adjetivo más desacertado). Me voy a caminar un rato.

sábado, julio 15, 2006

Plantilla

alojamiento cortesía de photobucket.com
Abandono la plantilla negra por una que resulte más cómoda para la lectura. Procuraré no hacer muy seguido cambios tan abruptos. Pensaba ahora en los tiempos en los cuales traté de hacer cosas divertidas con del DHTML, pero me aburrí rapidísimo cuando me encontré con la cantidad de cláusulas y precauciones por los tipos de navegadores y sus versiones, amén de la API de cada sistema operativo. Esa es una de las razones por las cuales detesto encontrar en un sitio los anuncios de "se ve mejor con..." o "no insista, pagina diseñada para ver con...". Pero bueno, esa tragedia persigue a muchos estándares, como me ha tocado ver en recientes epopeyas con códigos de supuesto alcance universal.

Treinta años

El 11 de julio de 1976 falleció en Bogotá León de Greiff, mi poeta favorito. La fecha justa de este aniversario me tomó esclavizado por los plazos finales de un proyecto. Este post, y otros que se me ocurran durante la semana, serán mi forma de recordar al poeta que no vivió de sus poemas, tampoco de la profesión de ingeniero, cuyos estudios no terminó. El antioqueño que se hizo famoso por hacer poemas y no por hacer empresa, el poeta que se la ganó trabajando en la construcción de ferrocarriles, tras de una ventanilla y dando clases. El constructor de un insondable universo de palabras, la cuales nos sorprendieron tanto más cuando hallábamos la mayoría en el diccionario, comprobando que más que un fabulador de neologismos era un gran cultor de nuestra lengua materna.