Aquí va mi informe tardío de la marcha:
El lunes me di cita con N, mi asesora en temas etnográficos y cuya colaboración agradezco, a la salida de la estación 72 de transmilenio, allí fue necesario hacer cola para salir. Subimos por la avenida Chile y el ambiente de participación masiva era evidente. Luego me enteraría del carácter obligatorio que tuvo la asistencia para empleados bancarios y de otras oficinas, pero es innegable que la convocatoria tuvo eco entre muchísimas personas.
Estuve muy atento a expresiones que insistieran en todas esas cosas que hemos cuestionado en distintos espacios: convertir el evento en un acto propagandista del gobierno, en una diatriba violenta y racista contra Piedad Córdoba, en escenario de bravuconadas y exhibición de grupos de choque. Realmente los gritos y las consignas estuvieron centrados en el rechazo a las Farc y al secuestro y en la reivindicación de la libertad. Caminamos hacia el sur por la séptima y, para mí que he ido a muchas marchas en las cuales los participantes son citados por organizaciones que instruyen sobre hacia dónde se va y por dónde, fue evidente que no había una férrea estructura dictaminando esos detalles, menos funcionarios tipo comisario político vigilando o acechando a expresiones diferentes.
A pesar de las advertencias de la institucionalidad de la izquierda revolucionaria, en el sentido de que se trataba de la marcha del paramilitarismo y el uribismo, en el muestreo intensivo que hice a esas horas y por esas vías no hallé sino mucha gente afable evidentemente no habituada a recibir el sol tan de frente, algo de esnobismo norteño y las voces de aquellos familiares de secuestrados (de los económicos) que no se diferenciaron del evento. Me temo que los compas han sobredimensionado el tamaño del paramilitarismo y el uribismo al macartizar contra algo tan concurrido, además de destacar torpemente su pequeñez y su aislamiento.
En frente de la Javeriana, una niña hacía un performance solitario, descalificado en voz baja por un par de señoras que caminaban a mi lado, pero - en lo que yo estuve ahí - sin asomos de agresión contra ella. En un cuaderno se leía: "Marchemos contra todo tipo de violencia".
El contraste más fuerte, sin duda, se da de la 26 hacia el sur. La séptima, más estrecha, hace más insoportable el estruendo de los silbatos y el sentido del negocio aflora mucho más. Cerca a la 45 cambié de cigarrería para buscar hidratación, pues quien atendía no previó la mayor demanda que habría de recibir. En el medio de los ambulantes, en cambio, hay una disposición ecológica a reaccionar a este tipo de señales de mercado. No conté con suerte a la hora de buscar celebridades. Mockus y su limitada compañía eran detenidos cada metro para fotografías y entrevistas, tentación de la cual no escapé. Aunque en el entorno de la Chile vi una que otra camiseta con mensaje antichavista, la verdad las pancartas de corte agresivo que pude ponchar las vi de la Jiménez hacia el sur.
Mi balance del escenario que estuvo a mi alcance es que hubo una respuesta descomunal a la convocatoria, que la mayoría participó con entusiasmo sin pretensiones de polémica y que quienes boicotearon y señalaron el suceso perdieron una oportunidad de oro para interactuar y dialogar con un espacio no prefabricado por ellos, pero con otras perspectivas para compartir.
Ahora que acabo de editar mis tomas de esta expedición, ya he leído y oído acerca de otros espacios donde el panorama fue diferente, manifiestamente uribista en Barcelona, violento en Nueva York, sicarial en Bucaramanga. También del lente tendencioso de Telesur y Aporrea, centrado en unos calvos. No soy ingenuo acerca de los términos que acompañaron este tema en oficinas y mentideros de la gente de bien de este país. Infortunadamente las tensiones que vivimos por estos días hacen muy costoso tanto infantilismo político como el que escucho a diario en el Andino y alrededores. Pero levantar la guardia en actitud similar, gastando más babas que cerebro y rezongando más que reflexionar, puede ser el catalizador de una explosión que nos incendie a todos sin dejar ganas de nada.
El lunes me di cita con N, mi asesora en temas etnográficos y cuya colaboración agradezco, a la salida de la estación 72 de transmilenio, allí fue necesario hacer cola para salir. Subimos por la avenida Chile y el ambiente de participación masiva era evidente. Luego me enteraría del carácter obligatorio que tuvo la asistencia para empleados bancarios y de otras oficinas, pero es innegable que la convocatoria tuvo eco entre muchísimas personas.
Estuve muy atento a expresiones que insistieran en todas esas cosas que hemos cuestionado en distintos espacios: convertir el evento en un acto propagandista del gobierno, en una diatriba violenta y racista contra Piedad Córdoba, en escenario de bravuconadas y exhibición de grupos de choque. Realmente los gritos y las consignas estuvieron centrados en el rechazo a las Farc y al secuestro y en la reivindicación de la libertad. Caminamos hacia el sur por la séptima y, para mí que he ido a muchas marchas en las cuales los participantes son citados por organizaciones que instruyen sobre hacia dónde se va y por dónde, fue evidente que no había una férrea estructura dictaminando esos detalles, menos funcionarios tipo comisario político vigilando o acechando a expresiones diferentes.
A pesar de las advertencias de la institucionalidad de la izquierda revolucionaria, en el sentido de que se trataba de la marcha del paramilitarismo y el uribismo, en el muestreo intensivo que hice a esas horas y por esas vías no hallé sino mucha gente afable evidentemente no habituada a recibir el sol tan de frente, algo de esnobismo norteño y las voces de aquellos familiares de secuestrados (de los económicos) que no se diferenciaron del evento. Me temo que los compas han sobredimensionado el tamaño del paramilitarismo y el uribismo al macartizar contra algo tan concurrido, además de destacar torpemente su pequeñez y su aislamiento.
En frente de la Javeriana, una niña hacía un performance solitario, descalificado en voz baja por un par de señoras que caminaban a mi lado, pero - en lo que yo estuve ahí - sin asomos de agresión contra ella. En un cuaderno se leía: "Marchemos contra todo tipo de violencia".
El contraste más fuerte, sin duda, se da de la 26 hacia el sur. La séptima, más estrecha, hace más insoportable el estruendo de los silbatos y el sentido del negocio aflora mucho más. Cerca a la 45 cambié de cigarrería para buscar hidratación, pues quien atendía no previó la mayor demanda que habría de recibir. En el medio de los ambulantes, en cambio, hay una disposición ecológica a reaccionar a este tipo de señales de mercado. No conté con suerte a la hora de buscar celebridades. Mockus y su limitada compañía eran detenidos cada metro para fotografías y entrevistas, tentación de la cual no escapé. Aunque en el entorno de la Chile vi una que otra camiseta con mensaje antichavista, la verdad las pancartas de corte agresivo que pude ponchar las vi de la Jiménez hacia el sur.
Mi balance del escenario que estuvo a mi alcance es que hubo una respuesta descomunal a la convocatoria, que la mayoría participó con entusiasmo sin pretensiones de polémica y que quienes boicotearon y señalaron el suceso perdieron una oportunidad de oro para interactuar y dialogar con un espacio no prefabricado por ellos, pero con otras perspectivas para compartir.
Ahora que acabo de editar mis tomas de esta expedición, ya he leído y oído acerca de otros espacios donde el panorama fue diferente, manifiestamente uribista en Barcelona, violento en Nueva York, sicarial en Bucaramanga. También del lente tendencioso de Telesur y Aporrea, centrado en unos calvos. No soy ingenuo acerca de los términos que acompañaron este tema en oficinas y mentideros de la gente de bien de este país. Infortunadamente las tensiones que vivimos por estos días hacen muy costoso tanto infantilismo político como el que escucho a diario en el Andino y alrededores. Pero levantar la guardia en actitud similar, gastando más babas que cerebro y rezongando más que reflexionar, puede ser el catalizador de una explosión que nos incendie a todos sin dejar ganas de nada.
5 comentarios:
Felicitaciones por los videos, la edición está sencilla, pero bien hecha.
Totalmente de acuerdo en que la marcha, en su gran mayoría, fue orientada según la convocatoria: Una voz de rechazo a uno de los grupos violentos. En mi caso, simplemente caminé en silencio, quería hacer parte de la marcha, pero no comprometerme con consignas pro-gobierno, anti-piedad-chaviztas ni nada por el estilo. Marchar por marchar, diría un oyente insomne de caracol a media noche. Lo que si me quedé auto-debiendo fue la cantada del himno nacional en la Plaza de Bolívar.
Muy bueno el dato del video en Nueva York. Quisiera saber qué pasó antes de que la gente reaccionara de esa forma. De todas formas, siento VERGÜENZA de que una marcha pacífica se haya tornado en semejante cosa tan bochornosa. Qué gran oportunidad para dar una lección de pacifismo, pero no... :(
una vez mas diverjo de su posición. y es que si, claro, la gente tiene derecho a equivocarse, a expresarse (etc, etc),eso no se lo voy a discutir, pero lo que si le voy a discutir y en lo cual diverjo es en los planteamienmtos que usted hace, además bastante contradictorios.
yo no marché el 4 de febrero porque muy a diferencia suya si creo que esa marcha o manifestación "pacífica", como tuvieron el descaro de llamarle algunos, era la mejor prueba del triunfo del paramilitarismo en colombia. paramilitarismo entendido como una partida de ignorantes defendiendo algo de lo q nisiquiera ellos mismo resultan beneficiados. y es que claro, la gente tiene derecho a expresarse, PERO CUANDO TIENE ARGUMENTOS, CUANDO HA TENIDO DERECHO A UNA INFORMACIÓN FIDEDIGNA, DE FUENTES CONFIABLES. Le puedo decir que asistí a la marcha que se hizo con motivo del asesinato de los diputados del valle y la reacción contra miembros del PDA que iban en sentido contrario a la manifestación no fué precisamente pacífica ni únicamente de palabra, mas bien lo que yo ví fue una manada de uribistas lanzando a los manifestantes botellas y lo que encontraban a su paso. esta marcha tal vez no tuvo manifestaciones de violencia física(por lo menos aqui en colombia), lo que si predomina es una violencia ideológica en la que se trata de eliminar la forma para que los individuos piensen distinto. usted no tiene por qué decir que los izquierdistas somos menos y que la marcha lo unico que demuestra es q no tienen influencia en nada (palabras mas palabras menos) al fin y al cabo "la gente tiene derecho a expresarse" O DE NO HACERLO. Me parece que usted tiene serios problemas con la utilización de palabras de las que se desprenden altas y graves implicaciones, debiera poner más atención en las palabras que ultiliza y cuales no, porque dejeme decirle que (ojalá involuntariamente) está usted haciendo lo mismo que hacen los medios de comunicación del país: con expresiones aparentemente insignificantes sembrando y promoviendo la ignoracia en el pueblo.
Chato, cuando enlacé originalmente a Indymedia no le habían incluido el video. Aunque los de los pasamontañas persisten en subir a los bancos, su comportamiento es inequívocamente pasivo y la actitud de los linchantes es cobardía pura y sin diálogo. Tampoco sé qué pasó antes, pero - dentro del espectro apenas razonable - ninguna opción habla bien de quienes reaccionaron en montonera. Si estaban igual de pasivos o si gritaron algo como la divulgación de un secreto inconfesable acerca de la mamá de algún presente; fue una reacción de violencia gratuita. Si, en el otro extremo, dispararon sus miniuzis contra la muchedumbre, los manifestantes debieran haber recurrido a las autoridades locales, al igual que si los niveles de agresión física fueran menos extremos.
Unaestudiosa, la plena documentación es una quimera, pero para los informados el precio de la coherencia es más alto. Si yo enfilo toda mi artillería propagandística a señalar como paramilitares y esbirros del gobierno a los manifestantes y resultan ser tantos, y bien pocos los que se ponen la camiseta que yo estampo, en la política (arte oscuro en el cual no importa la consistencia de los argumentos sino la capacidad de alinear montoneras para la foto) la conclusión que sale es que parecen ser de inmensa aceptación esos que llaman paramilitares y unos don nadies quienes los espetan.
La afirmación sobre la pequeñez apuntó a la "institucionalidad de la izquierda revolucionaria", necesariamente ínfima (por lo institucional y porque para fines prácticos se estructura como una élite, aunque en su discurso invoca representar a las mayorías); si allí incluyéramos las expresiones armadas o las más extremistas, la condición minoritaría sería más patente, pues además cuanto más beligerante menos izquierda.
Yo también creo que existe una amplitud tal que el sentido amplio de paramilitarismo engloba a más gente de la que anda militando en los grupos llamados así. Buena parte de la militancia armada de las Farc, por ejemplo, pertenece a un paraejército que asegura las zonas de influencia de un paraestado dirigido por los jefes de esa organización; buena parte compromete su salud y su pellejo a nombre de algo de lo cual no se beneficia y en beneficio de algo que no se nombra.
Ahora, se puede ser minoría y emprender estas batallas simbólicas políticas a partir de una postura digna. Pero dignidad no es que salga uno siempre a darle bofetadas a una tractomula en movimiento y contravía, eso es no quererse. Una forma es desarrollando la controversia y destacándose por las diferencias que hacen la diferencia. Por eso fue estéril y contraproducente macartizar lo del 4 de febrero, porque fue igualarse con quienes califican las marchas antigobiernistas como necesariamente orquestadas por las guerrillas. Si no se hubiera emprendido una campaña de choque contra algo inevitablemente masivo, posiblemente se hubieran abierto fisuras para que una fracción razonable escuchara otras visiones, por experiencia sé que hay formas. Y no solo se hubiera encontrado la oportunidad de uno exponer su verdad revelada, certificada y homologada, sino también de cuestionarse uno su repertorio.
Algunos medios afirmaron: "Familiares se reunieron en iglesias del país para orar por los secuestrados". Como tenía tiempo y piernas y curiosidad, con esa caminata (la mayoría del tiempo en contravía de la marcha) noté que no todos estaban en lo que dijo ese titular. Vi fotos de algunos por los que no piden despejes sino dinero, o ni siquiera dan razón. Esta fue una experiencia de cubrimiento independiente, de periodismo ciudadano, hecho por varios blogueros; yo doy cuenta de lo que vi y puedo analizar e interpretar a partir de otras fuentes escogidas con seriedad.
http://www.youtube.com/watch?v=cWxdlAu_BEk lo invito a q mire cuales fueron las actitudes de tolerancia que usted dice que tuvieron los uribestias, ay!!! perdón!!! los uribistas con manifestaciones de "oposicion" por llamarlo de alguna manera (queda mejor "alternativas")
Unaestudiosa, gracias por la invitación. En primer lugar la invito a que lea bien la entrada. Las expresiones "en general", "mayoritariamente" y similares expresan tendencias evitando comprometerse con calificar la totalidad. Yo hice un corte desde la 72 hasta la Plaza, entre otras porque sí me interesaba ver qué tipo de expresiones sacaba la beautiful people del norte, la cual en general (y como he constatado por otros videos y otros informes) mostró cordura a diferencia del uribismo de menor estrato (el que protagoniza el video que usted recomienda). Yo no distorsionaría lo que observé solo por respaldar una tesis y una consigna. Se puede complementar con análisis y con otras fuentes y por eso referí lo de la participación obligatoria (la denuncié) y los torcidos de las que ocurrieron en otros países.
El video que me recomienda se centra en un solo escenario, la Plaza, y en el borde con lo que parece ser un sector de la concentración del Polo. El parche matón que se dedica a quemar imágenes lanza arengas provocadoras a su contraparte y consigue que esta responda en su nivel: "Uribe, fascista, usted es el terrorista", frase que no tiene nada que ver con el intercambio humanitario; de hecho no lo facilita de a mucho. Me parece interesante que quienes trabajan hacia la marcha del 6 de marzo tengan presente que una sola toma de un sector agresivo bien puede ser el rostro que prime ante la prensa, como hizo aporrea a propósito de los calvos. Tratándose de una confrontación desigual queda visto que nada se saca con jugar a los mismo desde la condición de minoría, como les pasó a los del Polo en el video (eso desde el plano pragmático, en el ético uno no debe ser igual de perrata así sea mayoría). Un saludo.
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