jueves, octubre 19, 2006

Quiero y no quiero

A propósito de este post de Julián Ortega en Equinoxio.
Son tantas cosas... Y mientras más vueltas les da uno más vacío se vuelve el asunto. La conclusión anticipada sí es que los tropeles son una experiencia negativa sin ninguna consecuencia provechosa. Cuando creé mi blog tenía presente que, cuando hablara de la Universidad, no caería en el lugarcomún de convertir el tropel en el gran protagonista y la razón de ser de la Universidad. Por supuesto, la efectividad de ese fenómeno para impactar la voracidad noticiosa termina por alcanzarle a uno el opinadero. Por ahí derecho termina uno hablando como 'gran conocedor' (la petulancia lo vende a uno), como me pasó alguna vez en el blog de Atrabilioso.
Mis fuentes en este tema son principalmente vivenciales, mi paso por la Universidad y el ambiente político de izquierdas en la primera mitad de los noventas y el intermitente diálogo que he tenido con parte de sus protagonistas a lo largo de mi progresivo distanciamiento de la faceta militante de la política. También testimonios del pasado y del después de mi contacto directo; estos los procuro diversos y con la edad he aprendido a escuchar más y a pensar sobre lo que escucho.
Yo conozco gente que, en olor de militancia juvenil del partido conservador, provocaba a la tropa en tiempos de Rojas Pinilla; sé de las pedreas de estudiantes universitarios y secundarios en los años treintas y cuarentas para entrar gratis a los teatros de cine en el centro; también un montón de chismes más puntuales y exóticos sobre quiénes eran los contestatarios y amigos del bonche en distintos momentos (el mismo Laureano Gómez fue líder estudiantil con líos disciplinarios y todo). Primera afirmación grandilocuente: para dedicarse a tropelero es casi obligatorio disfrutarlo. Por supuesto que hay excepciones, pero la sensación de una batalla casi medieval, librada en colectivo, tiene su retribución hedónica. Basta ver la cara de entusiasmo adolescente que muchos policías ponen, contagiados de la mística del ritual.
El tema de la clandestinidad es una gran falacia. Una capucha hecha con una camiseta no es más protectora del anonimato que la mascara del zorro, salvo porque por lo menos sí ocultaría el bigotico ese. El recuadro de ojos y cejas, la voz, los modismos, el caminado y la complexión son elementos familiares para quien lo ve a uno a diario. La supuesta complicidad pasiva de la multitud que no denuncia es también discutible. Una fracción lo hace, no solamente desde el anonimato; amén de quienes hablan en voz alta sobre estas cosas en buses y otros lugares públicos. Y también hay mucha gente que no se sabe ni el nombre del profesor que tiene al frente en la clase, sí que menos de los protagonistas de hechos a los que no asoma.
En cuanto a motivos y fechas... Realmente nunca había oído hablar de un tropel por el cumpleaños de tirofijo. ¿En cuál fecha cae? Normalmente los de calendario son una de las expresiones de ese carácter de la izquierda colombiana que consiste en mirar siempre al pasado (sus verbos favoritos son recuperar, recordar, rescatar, conmemorar,...). Normalmente, como en las fiestas, los más 'exitosos' (más participantes espontáneos, más heridos, más detenidos y más ocurrencias dañinas de las masas como destrucción de pupitres o incendios) son los que no se planean. Los de las fechas (en general evocadoras de alguna muerte violenta) normalmente precisan días de preparación.
Suena antipático pero la mayoría de los tropeles se hacen por hacerlos; haciendo del resto de la actividad política una preparación para esa gran experiencia orgásmica. Por la misma razón, semanas o meses de asambleas, reuniones de trabajo, discusiones y otras actividades activistas terminan desembocando en una situación que cansa, a veces se goza, pero clausura todo lo demás. En la agenda de los grupos armados, los tropeles son un escenario interesante para la propaganda, pero muy moderado para los apremios de reclutamiento de cuadros militares y acciones de choque.
En una comunidad con más de treinta mil miembros ocurren muchas más historias y tragedias que las tradicionalmente divulgadas del activista que solo quería lanzar una opinión y pagó caro su humilde atrevimiento. Gente metida en peleas pasionales, secuestros, líos de plata, malos momentos en salidas de campo a zonas delicadas del país,... De hecho el record reciente de la Universidad debe analizarse en su contexto local sin caer en la tentación fácil de asociarlo planamente con hechos ocurridos en la Costa, Antioquia, Valle, Nariño u otras regiones. Porque mientras una amenaza en Medellín (qué día recordé el veto que hubo en los ochentas a "Money for Nothing" de Dire Straits) tiene una tendencia natural a cumplirse , muchos de los casos manidos en la Nacional de Bogotá tienen sus vicios. Por un lado, en los últimos diecinueve años los eventos sicariales que han ocurrido en el campus (por fuera de tropeles) no son atribuibles al Estado ni a la derecha en armas; por otro, los asilos políticos que se han tramitado hacia Canadá y Europa se han rodeado de una discreción que mejor dicho no sigo.
Me temo mucho que hay una recreación de la fábula del pastorcito mentiroso detrás de algunas de las amenazas divulgadas en meses anteriores. Sobre la relación del paramilitarismo con la Universidad hay facetas muy complejas de describir y no las voy a tocar en esto que ya se pasó de extensión. De la política de las Farc solo puedo decir que hace muchos años esa organización es - como diría un locutor de Fox Sports - un ejpónsor. Por un lado esa máxima de si no te queda tiempo para hacer la política, cómprala hecha (cabe financiar un movimiento neonazi, si lo solicita); por otro está la obsesión con su flashback bolivariano (les dio ahora porque la contradicción del momento es si Bolívar o Santander, en serio). El último tropel no fue orquestado por grupos guerrilleros, pero sí hubo despliegue de la costosa propaganda (policromía sobre papel esmaltado y fotos de comandantes farianos) de los que pintan al militar venezolano y de vez en cuando queman buses del expreso tocayo en el occidente del país.
Son muchas cosas y, cuanto más exhaustivas, más vacías. Por ahora corto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo ensaye de ver el articulo citado, pero parece que fue removido o quizas hay error.

En todo caso disfrute mucho de la lectura de su mensaje

Saludos

Atrabilioso dijo...

Estimado Victor:
Si se presenta algún contratiempo con un enlace de Atrabilioso, no dude en informarme por correo y de inmediato le suministraré el enlace, que, por motivos de espacio, tengo que acomodarlos en los archivos respectivos.
El enlace que usted requiere es este.
MIl gracias por citar ese debate en especial, porque lo recuerdo con enorme aprecio y fue un debate lleno de argumentos y cero descalificaciones, que es mi máxima aspiración.
Un abrazo.