lunes, agosto 14, 2006

El cartón

Será porque se supone que es un tema que a uno le interesa que uno se aguanta leer las anodinas columnas de Guillermo Santos Calderón en la sección editorial de El Tiempo. También porque se supone que, siendo esa casa editorial tan importante empresa de medios y dueña del portal quizás más importante del país en Internet, toca estar pendiente de las posiciones del supuesto experto y especialista de la familia. Ahora se le ocurrió la gran idea de llamar teoría suya a una vieja propuesta que, aunque no tiene presencia formal en Colombia, aplica de hecho en la vida profesional y en otros países hace parte de la reglamentación de muchos gremios.
En Estados Unidos la licencia profesional de un ingeniero está supeditada a la presentación de pruebas quinquenales de conocimientos, con posibilidad incluso de ser devueltos a las aulas, precisamente porque se ha puesto en cuestión su capacidad de autoaprendizaje. El mercado mismo descarta a muchos por el tiempo transcurrido desde su grado y por su falta de actualidad. La columna es tan baladí que parte de la pregunta extrema acerca de la validez de un título de ingeniero del año 67. Los comentarios traen de todo pero evidencian el flojo conocimiento que tiene Santos acerca del mundo práctico que viven los egresados de la misma profesión que él tiene (Ingeniero de Sistemas, por allá de los setentas).
En últimas, es un tímido arañazo a una cosa que hace tiempo está cuestionada de facto: la infalibilidad del cartón, del título, como fuente de credibilidad en la calidad del trabajo profesional. Pero la solución no puede ser la expansión alegre de requisitos para que las instituciones educativas se ataquen a ampliar su portafolio con malas ofertas de venta asegurada. Hay que incrementar el ambiente de competitividad y formar a los que vienen en la disciplina del aprendizaje permanente, del contacto interdisciplinario y la práctica real de la innovación tecnológica, no la simple recitación de lugarcomunes como los que habitan la columna que hoy comento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Interesante su punto de vista, no sé si vio una reflexion sobre el mismo asunto en el gran bluelephant's ballad.