lunes, septiembre 17, 2007

Jala jala

La palabreja la escuché por primera vez, con esa acepción, en medios proselitistas estudiantiles, por el lado izquierdoso. Al parecer se trataba usar el verbo jalar (que era más educado escribir halar) de una manera chicanera y refinada. Con el tiempo se lo escuché o leí a políticos de derechas, paramilitares y de un tiempo para acá a los que hablan de economía. Resulta que jalonar significa establecer jalones, plural de jalón, pero no la tercera derivada del desplazamiento con respecto al tiempo (el difamado "jerk"), ni el de acabar con Ufemia:


Se trata de la acepción de marca en el terreno, sinónimo de hito o del no recomendable en la costa mojón. Jalonar significa delimitar, acotar, casi que confinar. De allí que asumir que un sector al que le va bien "jalona" la economía equivale a aceptar que le limita las metas al resto, pienso yo.
Es uno más de esos casos patéticos en los cuales se van asociando palabras con otras por su semejanza fonética. En el medio de los fraguadores de código fuente es frecuente traducir sentences como sentencias, ya hace tiempo que está asimilado library como librería. Seguro juran que diner es dinero y rapist un defensor de la causa del RAP. De los argentinismos con cierto éxito reciente en nuestros arribistas locales, cambiar la talla del vestido por talle, que tiene que ver, pero ya había término para eso.

2 comentarios:

Lanark dijo...

Los biólogos moleculares también contribuyen con perlas como el "templado" (template) la "bufferización" (fijación del pH con una solución reguladora, viene de "buffer") etc. Me imagino que ya se inventarán más todos esos tecnólogos forenses formados en los garajes-politécnicos que florecen en todos lados gracias a CSI y al sistema acusatorio.

Como que a eso le llaman algunos que "el lenguaje está vivo". Como aquel juguete químico ochentero el "slime", que "está vivo, y quiere jugar contigo".

Sin embargo, es fácil notar que ese tipo de cambios del jaloneo, de las librerías, de las sentencias, y demás, disminuyen la complejidad del idioma, junto con su precisión, y aumentan una ambiguedad sin mucho valor estético. Totalmente diferente a los juegos del lenguaje de los poetas (por ahí vi una cita a León de Greiff) que tienen justamente el efecto opuesto.

vulturno dijo...

En uno de mis textos de química general (creo que el Masterton) traducían buffer por tampón pero no era muy reputado el término; por no llamarla amortiguadora en los laboratorios también la palabra era buffer. Conocí alguna vez a unos ingenieros geólogos de Medellín, quienes llamaban a la geoforma flatirons "flatirones" y no decían cuenca sino "basín".
Esa cita de Bogislao trae uno de los dardos más rebuscados de De Greiff, de los que tenían que contarle a uno cuál era la conexión entre los términos y el destinatario; ingeniosa, desde luego. Uno de los pasajes que más le aplaudí al poeta fue aquel en el que se declaró aristoácrata.