Hoy tocó seguir con el tema del Transmilenio. El bautizo de fuego de las nuevas rutas y su nueva nomenclatura fue complicado por el paro de transporte. Al menos en las avenidas a las que tuve acceso, se notó que el pleno del otro transporte público paró. O mucha convicción y determinación o poder de intimidación de sus dinamizadores. Como malpensante colombiano, tengo cierta tendencia a pensar lo segundo. Sobre todo porque también escasearon rutas de empresas beneficiadas por el consorcio (Sidauto, Universal).
Según supe la mayoría de disturbios fueron de usuarios desesperados por la congestión de las estaciones o población afectada por la escasez de transporte, siendo los buses del sistema de la discordia los principales afectados por la ira santa.
Era lógico esperar que la salida de más rutas generara reacciones, nos quedamos esperándolo por años y el asunto salta cuando ya están así de avanzadas las cosas; con una desventaja adicional para sus organizadores: pese a que se vieron plenas las falencias de Transmilenio como monopolio, objetivo que está lejos de cumplir, la exigencia adicional que recibió hoy es un experimento invaluable sobre su máxima capacidad de operación. Las empresas relegadas regalaron hoy decenas de miles de pasajeros al némesis que tanto odian, además de información.
Por primera vez en mucho tiempo, el alcalde abrió la boca y anunció por duplicado el paquete de advertencias a sus contradictores de ocasión.
Seguramente mañana arrecia la tensión y habrá que madrugar más, habrá que llevar calzado cómodo.
1 comentario:
Si un dia mas y esto esta entre castaño y rubio, se anuncia que cesa el paro... pero al mismo tiempo dicen camioneros y taxistas que se unen al final si o no?
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