Ya fui a votar, no tan temprano como hubiera querido, pero fue más bien rápido. Como fui abstencionista por años y nunca le he atinado al puesto de inscripciones más cercano a mi casa (debe ser como clandestino), me tocó otra vez en Corferias, sitio estratégico también para predecir resultados, al menos en participación. Por lo que he escuchado, la abstención podría disminuir, lo cual debe tener inquieto a más de uno.
La logística del asunto fue pésima. Entré a Corferias por una portería por la cual más tarde no dejaban entrar. El embeleco de la tinta en el dedo fue más risible que en las elecciones parlamentarias, nadie me pidió que mostrara los dedos en el proceso previo y a la salida del pabellón fue más bien voluntaria la marcada. Lo demás igual, los trancones en la 26, la 30 y Las Américas, el sobrevuelo de un par de helicópteros de la Policía y una lloviznita cansona, además del show de los bordes de los sitios permitidos para hacer proselitismo.
Posiblemente dedique algo de las siguientes horas a seguir la evolución del conteo y comenté justo cuando ya no hay nada más que hacer. Mi voto fue por Antanas Mockus, porque creo en sus planteamientos y porque es mi anónima forma de opinar en esta estadística.
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