En la edición impresa de hoy de El Tiempo, se les va un gazapo con la conjugación del verbo disentir, ya corregido en la versión web. Hay faltas a la ortografía con consecuencias semánticas notorias, como en el caso de los operadores de la censura en ese mismo diario. Seré muy petulante al respecto y por supuesto también me pifio de vez en cuando, además de tener mis deslices mecanográficos; pero en general releo lo que redacto y no me fío de correctores automáticos de texto. Alguna vez a una gente le dio por correr automáticamente uno de esos y decirle que sí a todo. El Word les fue cambiando creativamente por cretinamente y multicopiaron sin percatarse. No he sido ni seré partidario de la eliminación de la ortografía, aunque acepto obediente los cambios que la RAE vaya proponiendo. Por un lado porque sé que la buena escritura va ligada a los hábitos de lectura, en cantidad y en calidad, que uno tiene y por otro porque es parte del gozo por la lengua materna y su estética particular.
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