viernes, febrero 29, 2008
martes, febrero 26, 2008
Yndios
Claro, retrocedimos al formativo superior. Bueno, Lariza Keaton hace la salvedad acerca de que los santos nacen, no se hacen, conveniente declaración en ese medio.
... la ciudad regresará -como parece estarlo haciendo- a la política de antes de los 90: la de los lazos familiares.Lo que me inquieta del título y la última frase es la insinuación de oscuras correrías de Gurropín por la inhóspita jungla chocoana. ¡Juemadre, es que no se parecen ni un poquito!
viernes, febrero 22, 2008
Los 50
Mi primer encuentro con la Biblioteca Luis Ángel Arango fue en los tempranos ochenta. Mi papá nos llevó a mi hermano mayor y a mí a conocer el centro de Bogotá con relato incluido. Supimos esa noche de las anécdotas obligadas del paso entre Veracruz y La Tercera, de la Catedral Primada, la ubicación real del sitio donde mataron a Gaitán y otras tantas. La sala principal de lectura era sobrecogedora, serísima, cautivante. Cuando estudié en el Camilo Torres, trasegué mucho el centro y gravité con regularidad hacia la Biblioteca Nacional y la misma Luis Ángel. El último año de mi bachillerato, sin embargo, viví la sequía (luego también padecería la de la huelga de Bavaria en el 92).
En 1989 la Luis Ángel cerró para reestructurarse y remodelarse. Miles y miles de universitarios y alumnos de colegio vivimos esas interminables colas por la 24 arriba y volteando hacia el norte por la esquina para consultar algún texto añejo en la Biblioteca Nacional. Luego la misma Luis Ángel abrió servicio de hemeroteca y de la sala de referencia en el edificio de al frente, donde hoy queda el museo de Botero, y buena parte de las tareas tuvo que ser bandeada a punta de diccionarios enciclopédicos y artículos de revistas quién sabe qué tan pertinentes. En medio de la contingencia y ya universitario, llegué a conocer la Biblioteca del Restrepo, uno de esos misterios bien escondidos de la Bogotá de entonces. Pero la adicción lo llevaba a uno de vuelta por allá, así fuera a leer periódicos viejos.
Finalizando el A mediados del 90, caminaba un día por La Candelaria, siguiendo una rutina mía sin propósitos definidos y busqué la carrera cuarta para dar la vuelta en la clásica esquina de la once. Cuando llegué allí, se me atravesaron unos guardaespaldas y unos soldados y pronto frenó un carro del cual se bajó un señor y mi suspicacia política me insinuó que no era Eduardo Mestre Sarmiento, sino el mismísimo Virgilio Barco Vargas. Me fui detrás de la comitiva como un fantasma y le pregunté al celador qué pasaba, que si era cierto lo que mi ilusión colegía. Con la indiferencia de quien relata que Aristizábal malogró un gol o cualquier otra perogrullada, me dijo que "sí, que mañana dejan entrar". Esas jornadas fueron gozosas, ya eran vacaciones escolares y por momentos llegué a sentirme como el tipo del cuento al que se le rompen las gafas, pero yo tadavía no las usaba y sí podía descargar mi lujuria bibliófila contra decenas de volúmenes igualmente enveranados. Los siguientes meses vino un recorrido desordenado, totalmente carente de método, de los anaqueles donde por un tiempo se permitió acceder a la colección de periódicos de mayor circulación empastados, más o menos de 1970 o 1971, hasta principios de los 80.
Cada noche que me metía por allá buscaba noticias que me inquietaban de eso que llamaban la historia reciente, descubría personajes y buscaba luego quién me contara sobre ellos. Leí montones de las columnas de KLIM que no aparecían en los libros que las seleccionaban. Busqué recuerdos puntuales de infancia, como una vez que fue noticia una bandada de garzas blancas y la foto de Turbay con quepis en una parada (Osuna la registró muy bien). Luego los retirarían del acceso directo del público por cuenta del vandalismo censor y después ni los prestaban, sino que tocaba buscar recortes temáticos o mirarlos en microfilm, cosa que me marea en pocos minutos.
Luego dejé de ir cuando se volvió la congestión permanente. Una de las bibliotecas más visitadas del mundo, decían, no por su inmensos colección y prestigio, sino por la ausencia de redes de bibliotecas con cobertura aceptable. También conocí, desde luego, los pasos que se dieron para afrontar ese fenómeno y cómo se ha llegado a la situación de hoy.
Aunque mi relación con la BLAA perdió sensualidad desde que solo voy a recoger los libros que saco como socio y de vez en cuando a una exposición, son muchas las vivencias que se me alborotan en la memoria cuando pienso en este, su aniversario número 50. Un emotivo, cursi y sincero brindis por ese cumpleaños.
En 1989 la Luis Ángel cerró para reestructurarse y remodelarse. Miles y miles de universitarios y alumnos de colegio vivimos esas interminables colas por la 24 arriba y volteando hacia el norte por la esquina para consultar algún texto añejo en la Biblioteca Nacional. Luego la misma Luis Ángel abrió servicio de hemeroteca y de la sala de referencia en el edificio de al frente, donde hoy queda el museo de Botero, y buena parte de las tareas tuvo que ser bandeada a punta de diccionarios enciclopédicos y artículos de revistas quién sabe qué tan pertinentes. En medio de la contingencia y ya universitario, llegué a conocer la Biblioteca del Restrepo, uno de esos misterios bien escondidos de la Bogotá de entonces. Pero la adicción lo llevaba a uno de vuelta por allá, así fuera a leer periódicos viejos.
Cada noche que me metía por allá buscaba noticias que me inquietaban de eso que llamaban la historia reciente, descubría personajes y buscaba luego quién me contara sobre ellos. Leí montones de las columnas de KLIM que no aparecían en los libros que las seleccionaban. Busqué recuerdos puntuales de infancia, como una vez que fue noticia una bandada de garzas blancas y la foto de Turbay con quepis en una parada (Osuna la registró muy bien). Luego los retirarían del acceso directo del público por cuenta del vandalismo censor y después ni los prestaban, sino que tocaba buscar recortes temáticos o mirarlos en microfilm, cosa que me marea en pocos minutos.
Luego dejé de ir cuando se volvió la congestión permanente. Una de las bibliotecas más visitadas del mundo, decían, no por su inmensos colección y prestigio, sino por la ausencia de redes de bibliotecas con cobertura aceptable. También conocí, desde luego, los pasos que se dieron para afrontar ese fenómeno y cómo se ha llegado a la situación de hoy.
Aunque mi relación con la BLAA perdió sensualidad desde que solo voy a recoger los libros que saco como socio y de vez en cuando a una exposición, son muchas las vivencias que se me alborotan en la memoria cuando pienso en este, su aniversario número 50. Un emotivo, cursi y sincero brindis por ese cumpleaños.
Toque de queda
Cuando lo del 8000 hubo un señor que se destacó por el asunto del elefante de espuma y el asunto de las mogollas. Cuando se especulaba si era de la CIA, del pastranismo, del Partido Comunista, o quién sabe de qué; un confiable, estimado y reputado teósofo me explicó a mí y a los de mi secta de borrachos que el cucho estaba en una cosa de iniciativas para la paz o algo así, pero que no tenía ninguna de esas filiaciones raras. Mejor dicho, redondeó, ese señor es la sociedad civil.
Años después, una tarde cualquiera, José Fernando Isaza explicaba a un auditorio de atónitos estudiantes sus razones para declinar su candidatura a la rectoría de la Universidad Nacional*. Ya en la etapa de las reflexiones sentenciaba:
Hoy, 22 de febrero, leo que el gran redentor del Sargento Pataquiva y el General Del Río condensa en una columna su noción de sociedad civil y estructura productiva. Insta a que los llamados a colmar las avenidas permanezcan en sus casas un día laboral de principios de marzo, en horario hábil. No vaya y sea que les pase algo.
* Los motivos expuestos se limitaban a que él salió de la Junta Directiva de Ecopetrol agarrado de las mechas con Samper por la revisión de un contrato con BP, en el cual entraba un capital de Julio Mario; que a la Universidad no le convenía un Rector que tuviera malas relaciones con el Presidente. Los malpensados rumoreábamos en el gallinero que así el primer mandatario viviera un idilio con el funcionario, un cargo de tres años, incompatible con cualquier otra función pública o privada y que entonces tenía una asignación salarial inferior a los tres millones mensuales, con viáticos prohibidos por normas de austeridad; hacía refrendar el afecto a la presidencia de la CCA y su paquete salarial.
Años después, una tarde cualquiera, José Fernando Isaza explicaba a un auditorio de atónitos estudiantes sus razones para declinar su candidatura a la rectoría de la Universidad Nacional*. Ya en la etapa de las reflexiones sentenciaba:
... yo creo en la representación. La democracia participativa solo funciona en unos cantones suizos donde la gente no tiene nada qué hacer y se la pasa participando.
Hoy, 22 de febrero, leo que el gran redentor del Sargento Pataquiva y el General Del Río condensa en una columna su noción de sociedad civil y estructura productiva. Insta a que los llamados a colmar las avenidas permanezcan en sus casas un día laboral de principios de marzo, en horario hábil. No vaya y sea que les pase algo.
* Los motivos expuestos se limitaban a que él salió de la Junta Directiva de Ecopetrol agarrado de las mechas con Samper por la revisión de un contrato con BP, en el cual entraba un capital de Julio Mario; que a la Universidad no le convenía un Rector que tuviera malas relaciones con el Presidente. Los malpensados rumoreábamos en el gallinero que así el primer mandatario viviera un idilio con el funcionario, un cargo de tres años, incompatible con cualquier otra función pública o privada y que entonces tenía una asignación salarial inferior a los tres millones mensuales, con viáticos prohibidos por normas de austeridad; hacía refrendar el afecto a la presidencia de la CCA y su paquete salarial.
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¿H+?
Será por culpa de Henderson-Hasselbalch que no siento acidez por cuenta de la reciente iniciativa del Jeringa de la casa editorial El Tiempo (y eso que el Jeringa original dice que se devolvió de los Estados Unidos dizque porque por allá el humor es de muy mal gusto, ¡ay, Jesucristo obrero y revolucionario, líbrame!). Eso sí, lo del 'superintendente' estuvo a la altura.
jueves, febrero 21, 2008
miércoles, febrero 20, 2008
viernes, febrero 15, 2008
La oclomancia
En el ojo del huracán, a mitad de camino entre la apoteósica, nunca antes vista, inigualable, envidiada por muchos, marcha del 4 de febrero y la raquítica, inconveniente, perversa de fondo y forma, malintencionada y nada cool respuesta del 6 de marzo; la clepsidra de Álvaro Valencia Tovar derrama sus posturas al respecto.
Con chauvinismo pintoresco, digno de narrador de mal fútbol, le va adjudicando récord Guiness o algo así al evento:
Al desglosar su receta, Valencia entiende bien el punto de Elisée Reclus, un recluso que era libertario:
Sí, señores, o mejor dicho no. No pretendan eclipsar la gloria del gran happening, no tienen la panela:
Por lo demás, mi General (R), ustedes en el Ejército adolecen de modelos claros acerca de las multitudes, de la sociología de las masas, barahúndas, mesnadas y soldadescas. Eso no pide tanta ciencia. Yo vi un amanecer fracasar a un pelotón de PM en alinear una miriada de civiles gamberros e indómitos, teniendo que dar paso a los expertos. Tres patanes carabineros coordinados por un sargento barrigón aplicaron lo que este llamó "la fuerza represiva del Estado", con artes más cercanas a la vaquería que a las obsesiones de Durkheim. La chusma es caótica, impredecible, pero tampoco muy elaborada. Cuando uno pone a andar un agente inteligente, más o menos le sale inteligente. Cuando le cuelga más y más, se le agotan los grados de libertad y se vuelve de un predecible que qué mamera.
Quizá no haya habido en el mundo nada comparable a lo del 4 de febrero. [...] nunca un fenómeno de tal naturaleza había desbordado los límites geográficos del país para proyectarse, como en este caso, a 156 ciudades de los cinco continentes.No, pues, menos mal no saltamos todos al tiempo porque descalibramos la eclíptica. A continuación, el General (R) expone la receta para el éxito de las expresiones de masas (y pónganle cuidado, camaradas, que este man fue el que como brigadier quiso tomarles delantera a las guerrillas en la UIS y terminó por ahí derechito entrenando posteriores comandantes del ELN).
- El objetivo: "Debe tener un aliento espiritual, consultar estados de ánimo colectivos y fuerzas subyacentes movilizables."
- "que dicho estado de ánimo tenga fuerte contenido emocional, suficiente para configurar una causa que llegue a lo profundo de la pasión de grandes mayorías nacionales o de segmentos poblacionales con intereses compartidos."
- "líderes con capacidad de convocatoria"
- "medios de comunicación social que apoyen el movimiento, lo divulgen, entusiasmen, motiven hasta lograr que los tres elementos anteriores se conjuguen para generar la potencia alcanzada por el airado rechazo a las Farc y sus condenables conductas de secuestro, extorsión, infamia, tratamiento inhumano a los cautivos."
Al desglosar su receta, Valencia entiende bien el punto de Elisée Reclus, un recluso que era libertario:
[...] el principio de la autoridad es el de ser indiscutible. Es porque es; tan pronto invoca la razón, se suicida...Del objetivo dice el ex ministro:
Único. Preciso. Sin necesidad de respaldo argumental alguno.Como un flato o una orden discrecional. Como tiene que ser. Con lo del liderazgo, se le salió el Eduardo Galeano neomamerto:
[...] fue reemplazado por unos jóvenes que intuyeron la posibilidad de generar esa chispa que, como en pajonal reseco, propagó el fuego e inició la movilización.Establecida la receta, viene el diagnóstico de la situación venidera:
¿Existirán los cuatro elementos enunciados atrás? No parece. Hay un proceso en marcha que ya ha desmovilizado y reintegra a diario a la sociedad o reinstala en el agro a centenares de 'ex paras'.Lo de la reinstalación se ha venido denunciando pero José Obdulio dice que no es cierto. El General destaca la ausencia de drama:
No existe la faz entristecida y deshecha de una Íngrid Betancourt, ni testimonios actuales de maltrato, brutalidad y deshumanización que revelaron las pruebas de supervivencia, ideadas para imponer una presión pública para la entrega de dos municipios a un proceso que no se debe repetir después de lo acaecido en el Caguán.Claro, nadie sabe para quién trabaja. Los facinerosos jodidus de marzo tendrán que hacer la carita del gato con botas de Shrek si quieren igualar el efecto patético de las imágenes televisadas hasta el paroxismo del irrespeto, junto con el audio lacrimoso de sus familias.
Sí, señores, o mejor dicho no. No pretendan eclipsar la gloria del gran happening, no tienen la panela:
Para no hablar de los móviles sospechosos de los ideólogos de este intento. Y una movilización raquítica, en contraste con la formidable del 4 de febrero, preferible ni intentarla. Sin fe, ni entusiasmo, ni respaldo emocional no habrá multitudes. Unas simples preguntas: ¿dónde están los líderes? ¿Dónde los medios de comunicación que dieron a las marchas de febrero el impulso decisivo?Ahí está el detalle, como dijo MM, sin duda la situación de marzo surge de manera atropellada y aun difusa por la misma forma como se descalificó el 4-F (se parece al 79 en hexa); pero fundamentalmente soslayada o estigmatizada desde los foros periodísticos oficiales. Hay que ver que salvo Semana (señalada por Plinio Apuleyo Mendoza de estar infiltrado su consejo editorial por el Partido Comunista Clandestino), los medios tradicionales no han retado la ira santa de los áulicos de un gobierno que se montó sobre los hombros de personajes hoy sub judice y capotea su soledad a punta del carisma individual y el culto de la personalidad (como lo bautizó don Nikita). Álvaro Valencia ha reconocido en una línea el innegable papel de la intervención de los grandes propietarios de medios en la gran marcha y también la desconexión ética de los mismos con puntos sensibles de lo que se impugna el 6 de marzo.
Por lo demás, mi General (R), ustedes en el Ejército adolecen de modelos claros acerca de las multitudes, de la sociología de las masas, barahúndas, mesnadas y soldadescas. Eso no pide tanta ciencia. Yo vi un amanecer fracasar a un pelotón de PM en alinear una miriada de civiles gamberros e indómitos, teniendo que dar paso a los expertos. Tres patanes carabineros coordinados por un sargento barrigón aplicaron lo que este llamó "la fuerza represiva del Estado", con artes más cercanas a la vaquería que a las obsesiones de Durkheim. La chusma es caótica, impredecible, pero tampoco muy elaborada. Cuando uno pone a andar un agente inteligente, más o menos le sale inteligente. Cuando le cuelga más y más, se le agotan los grados de libertad y se vuelve de un predecible que qué mamera.
jueves, febrero 14, 2008
La doble A
Hay uno de esos casos que, sin entrar en honduras y a riesgo de ser señalado por poner en riesgo su amenazada existencia, es realmente patético. Hoy, de carambola, descubrí que tiene un blog y me dio mucha risa su perfil. Evidentemente las opciones que tomó de las listas desplegables fueron las primeras del orden alfabético, dejando bien pocos cultivos legales a la imaginación.
miércoles, febrero 13, 2008
lunes, febrero 11, 2008
Emotional
Tomado de El Tiempo del 10 de febrero de 2008, sección Domingo a Domingo.
"G'on, no acepto que me cuestiones, ni a [nombre omitido], porque nosotros somos los profesionales. ¿Ok?"
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miércoles, febrero 06, 2008
Y el mañana llegó
Aquí va mi informe tardío de la marcha:
El lunes me di cita con N, mi asesora en temas etnográficos y cuya colaboración agradezco, a la salida de la estación 72 de transmilenio, allí fue necesario hacer cola para salir. Subimos por la avenida Chile y el ambiente de participación masiva era evidente. Luego me enteraría del carácter obligatorio que tuvo la asistencia para empleados bancarios y de otras oficinas, pero es innegable que la convocatoria tuvo eco entre muchísimas personas.
Estuve muy atento a expresiones que insistieran en todas esas cosas que hemos cuestionado en distintos espacios: convertir el evento en un acto propagandista del gobierno, en una diatriba violenta y racista contra Piedad Córdoba, en escenario de bravuconadas y exhibición de grupos de choque. Realmente los gritos y las consignas estuvieron centrados en el rechazo a las Farc y al secuestro y en la reivindicación de la libertad. Caminamos hacia el sur por la séptima y, para mí que he ido a muchas marchas en las cuales los participantes son citados por organizaciones que instruyen sobre hacia dónde se va y por dónde, fue evidente que no había una férrea estructura dictaminando esos detalles, menos funcionarios tipo comisario político vigilando o acechando a expresiones diferentes.
A pesar de las advertencias de la institucionalidad de la izquierda revolucionaria, en el sentido de que se trataba de la marcha del paramilitarismo y el uribismo, en el muestreo intensivo que hice a esas horas y por esas vías no hallé sino mucha gente afable evidentemente no habituada a recibir el sol tan de frente, algo de esnobismo norteño y las voces de aquellos familiares de secuestrados (de los económicos) que no se diferenciaron del evento. Me temo que los compas han sobredimensionado el tamaño del paramilitarismo y el uribismo al macartizar contra algo tan concurrido, además de destacar torpemente su pequeñez y su aislamiento.
En frente de la Javeriana, una niña hacía un performance solitario, descalificado en voz baja por un par de señoras que caminaban a mi lado, pero - en lo que yo estuve ahí - sin asomos de agresión contra ella. En un cuaderno se leía: "Marchemos contra todo tipo de violencia".
El contraste más fuerte, sin duda, se da de la 26 hacia el sur. La séptima, más estrecha, hace más insoportable el estruendo de los silbatos y el sentido del negocio aflora mucho más. Cerca a la 45 cambié de cigarrería para buscar hidratación, pues quien atendía no previó la mayor demanda que habría de recibir. En el medio de los ambulantes, en cambio, hay una disposición ecológica a reaccionar a este tipo de señales de mercado. No conté con suerte a la hora de buscar celebridades. Mockus y su limitada compañía eran detenidos cada metro para fotografías y entrevistas, tentación de la cual no escapé. Aunque en el entorno de la Chile vi una que otra camiseta con mensaje antichavista, la verdad las pancartas de corte agresivo que pude ponchar las vi de la Jiménez hacia el sur.
Mi balance del escenario que estuvo a mi alcance es que hubo una respuesta descomunal a la convocatoria, que la mayoría participó con entusiasmo sin pretensiones de polémica y que quienes boicotearon y señalaron el suceso perdieron una oportunidad de oro para interactuar y dialogar con un espacio no prefabricado por ellos, pero con otras perspectivas para compartir.
Ahora que acabo de editar mis tomas de esta expedición, ya he leído y oído acerca de otros espacios donde el panorama fue diferente, manifiestamente uribista en Barcelona, violento en Nueva York, sicarial en Bucaramanga. También del lente tendencioso de Telesur y Aporrea, centrado en unos calvos. No soy ingenuo acerca de los términos que acompañaron este tema en oficinas y mentideros de la gente de bien de este país. Infortunadamente las tensiones que vivimos por estos días hacen muy costoso tanto infantilismo político como el que escucho a diario en el Andino y alrededores. Pero levantar la guardia en actitud similar, gastando más babas que cerebro y rezongando más que reflexionar, puede ser el catalizador de una explosión que nos incendie a todos sin dejar ganas de nada.
El lunes me di cita con N, mi asesora en temas etnográficos y cuya colaboración agradezco, a la salida de la estación 72 de transmilenio, allí fue necesario hacer cola para salir. Subimos por la avenida Chile y el ambiente de participación masiva era evidente. Luego me enteraría del carácter obligatorio que tuvo la asistencia para empleados bancarios y de otras oficinas, pero es innegable que la convocatoria tuvo eco entre muchísimas personas.
Estuve muy atento a expresiones que insistieran en todas esas cosas que hemos cuestionado en distintos espacios: convertir el evento en un acto propagandista del gobierno, en una diatriba violenta y racista contra Piedad Córdoba, en escenario de bravuconadas y exhibición de grupos de choque. Realmente los gritos y las consignas estuvieron centrados en el rechazo a las Farc y al secuestro y en la reivindicación de la libertad. Caminamos hacia el sur por la séptima y, para mí que he ido a muchas marchas en las cuales los participantes son citados por organizaciones que instruyen sobre hacia dónde se va y por dónde, fue evidente que no había una férrea estructura dictaminando esos detalles, menos funcionarios tipo comisario político vigilando o acechando a expresiones diferentes.
A pesar de las advertencias de la institucionalidad de la izquierda revolucionaria, en el sentido de que se trataba de la marcha del paramilitarismo y el uribismo, en el muestreo intensivo que hice a esas horas y por esas vías no hallé sino mucha gente afable evidentemente no habituada a recibir el sol tan de frente, algo de esnobismo norteño y las voces de aquellos familiares de secuestrados (de los económicos) que no se diferenciaron del evento. Me temo que los compas han sobredimensionado el tamaño del paramilitarismo y el uribismo al macartizar contra algo tan concurrido, además de destacar torpemente su pequeñez y su aislamiento.
En frente de la Javeriana, una niña hacía un performance solitario, descalificado en voz baja por un par de señoras que caminaban a mi lado, pero - en lo que yo estuve ahí - sin asomos de agresión contra ella. En un cuaderno se leía: "Marchemos contra todo tipo de violencia".
El contraste más fuerte, sin duda, se da de la 26 hacia el sur. La séptima, más estrecha, hace más insoportable el estruendo de los silbatos y el sentido del negocio aflora mucho más. Cerca a la 45 cambié de cigarrería para buscar hidratación, pues quien atendía no previó la mayor demanda que habría de recibir. En el medio de los ambulantes, en cambio, hay una disposición ecológica a reaccionar a este tipo de señales de mercado. No conté con suerte a la hora de buscar celebridades. Mockus y su limitada compañía eran detenidos cada metro para fotografías y entrevistas, tentación de la cual no escapé. Aunque en el entorno de la Chile vi una que otra camiseta con mensaje antichavista, la verdad las pancartas de corte agresivo que pude ponchar las vi de la Jiménez hacia el sur.
Mi balance del escenario que estuvo a mi alcance es que hubo una respuesta descomunal a la convocatoria, que la mayoría participó con entusiasmo sin pretensiones de polémica y que quienes boicotearon y señalaron el suceso perdieron una oportunidad de oro para interactuar y dialogar con un espacio no prefabricado por ellos, pero con otras perspectivas para compartir.
Ahora que acabo de editar mis tomas de esta expedición, ya he leído y oído acerca de otros espacios donde el panorama fue diferente, manifiestamente uribista en Barcelona, violento en Nueva York, sicarial en Bucaramanga. También del lente tendencioso de Telesur y Aporrea, centrado en unos calvos. No soy ingenuo acerca de los términos que acompañaron este tema en oficinas y mentideros de la gente de bien de este país. Infortunadamente las tensiones que vivimos por estos días hacen muy costoso tanto infantilismo político como el que escucho a diario en el Andino y alrededores. Pero levantar la guardia en actitud similar, gastando más babas que cerebro y rezongando más que reflexionar, puede ser el catalizador de una explosión que nos incendie a todos sin dejar ganas de nada.
domingo, febrero 03, 2008
Alias
viernes, febrero 01, 2008
In Memoriam Memoriae
Se ha ido de este mundo el Doctor Alfredo Rubiano, inolvidable e inolvidante profesor de anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional. Mis amigos médicos me refirieron unánimemente su extraordinaria memoria, que le permitía, ante la alusión de nombre y apellido, dar cuenta de sus exalumnos, en qué andaban y cómo les iba (incluidas fechas y dónde se sentaban). Uno de los grandes.
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