viernes, febrero 22, 2008

Toque de queda


Cuando lo del 8000 hubo un señor que se destacó por el asunto del elefante de espuma y el asunto de las mogollas. Cuando se especulaba si era de la CIA, del pastranismo, del Partido Comunista, o quién sabe de qué; un confiable, estimado y reputado teósofo me explicó a mí y a los de mi secta de borrachos que el cucho estaba en una cosa de iniciativas para la paz o algo así, pero que no tenía ninguna de esas filiaciones raras. Mejor dicho, redondeó, ese señor es la sociedad civil.
Años después, una tarde cualquiera, José Fernando Isaza explicaba a un auditorio de atónitos estudiantes sus razones para declinar su candidatura a la rectoría de la Universidad Nacional*. Ya en la etapa de las reflexiones sentenciaba:
... yo creo en la representación. La democracia participativa solo funciona en unos cantones suizos donde la gente no tiene nada qué hacer y se la pasa participando.

Hoy, 22 de febrero, leo que el gran redentor del Sargento Pataquiva y el General Del Río condensa en una columna su noción de sociedad civil y estructura productiva. Insta a que los llamados a colmar las avenidas permanezcan en sus casas un día laboral de principios de marzo, en horario hábil. No vaya y sea que les pase algo.
* Los motivos expuestos se limitaban a que él salió de la Junta Directiva de Ecopetrol agarrado de las mechas con Samper por la revisión de un contrato con BP, en el cual entraba un capital de Julio Mario; que a la Universidad no le convenía un Rector que tuviera malas relaciones con el Presidente. Los malpensados rumoreábamos en el gallinero que así el primer mandatario viviera un idilio con el funcionario, un cargo de tres años, incompatible con cualquier otra función pública o privada y que entonces tenía una asignación salarial inferior a los tres millones mensuales, con viáticos prohibidos por normas de austeridad; hacía refrendar el afecto a la presidencia de la CCA y su paquete salarial.

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