Comienza un nuevo año con celebración planetaria incluida. Aunque este blog parece haber superado su "Hubbert's Peak", no lo pienso abandonar del todo ni descarto nuevos paroxismos (o paroxismitos) de opinión a según me den la existencia y los sucesos.
Esta mañana vi casi toda la emisión matutina del noticiero del canal RCN, con la seguidilla de notas redundantes acerca de la expectativa por las pruebas de ADN a la familia de Clara Rojas y al niño candidatizado a ser Emmanuel. De hecho la presentadora en estudio se refiere al niño custodiado en Bienestar Familiar como Emmanuel, en más de una ocasión. La creciente de declaraciones, descalificaciones y recriminaciones entre los actores visibles de esta macabra discusión toma visos auténticamente estresantes. La sola mención que hace El Clarín a las contorsiones yóguicas de Uribe tensiona hasta los huesos.
Yo no soy bien pensado ni con los políticos ni con el conjunto de las instituciones del Estado. En democracias maduras y ejemplares del mundo se ha hablado mucho de fórmulas de manipulación y de intriga, de montajes, etc. y la nuestra, frágil, defectuosa, remanufacturada; difícilmente puede ser considerada mejor. Pero tampoco estoy tan enajenado como para atribuir a determinaciones sistémicas lo que hacen personas, voluntades y colectivos en esas mismas instituciones. Hay miles de fulanos y sutanas que a diario hacen cosas como coordinar el mantenimiento de un alcantarillado, energizar un circuito de alta tensión (con la responsabilidad penal que conlleva), administrar líquidos a un paciente internado, barrer una calle, verificar la potabilidad del agua que llega a un municipio, tomar una decisión judicial sobre la custodia de un niño, despachar una cuadrilla a atender un alud en carretera,... cientos de acciones urgentes y sensibles para la sociedad; llevadas a cabo sin esperar a que un comisario de una organización revolucionaria establezca que ya están dadas las condiciones; sin seguir cartillas impresas por el pentágono.
Por lo mismo me parece plausible que circulara en medios de inteligencia la especie de la posibilidad de que Emmanuel no estuviera con la guerrilla; ya que el grado de infiltración que hoy padecen las Farc es tal que Acacio no volverá a comer cachicamo ni Martín hicotea. Deserciones y delaciones bien pueden haber generado un cuadro creíble que permitiera a la Fiscalía abrir de oficio una investigación al respecto, independientemente de los hechos que se desarrollaran en el terreno político de la mediación internacional. Hasta ahí todo de ley y pertinente.
Pero revelar el asunto de manera tan apresurada, en medio de un ambiente tan explosivo, es un gesto por lo menos incendiario. La explicación de Juan Manuel Santos en la entrevista a Félix de Bedout recurre a justificaciones deleznables. A esa altura quienes comprometían su credibilidad eran las Farc, quienes pusieron primero una absurda excusa meteorológica y luego se refugiaron en la historia del acoso militar, cuando nunca establecieron las coordenadas del sitio de entrega, lo cual habría permitido delimitar el corredor que no se abrió. De no ser por la frágil credibilidad del ministro que, antes de serlo, divulgó sin ningún recato una calumnia contra Rafael Pardo Rueda; sería interesante la alusión a la presunta respuesta del vicecanciller venezolano al anuncio de Uribe: "nadie dijo que los entregarían en la selva". Pienso mal de la explicación del mindefensa, soportada en el temor. La tormenta por el fracaso de la entrega era manejable y no justificaba apostar tan en el vacío acerca de algo sobre lo cual hay tan poca certeza.
Pienso mal del gobierno en esta situación y pienso aun más mal de las Farc. Es improbable que en la eventualidad de una ventana de tiempo sin operaciones ofensivas de su enemigo ellos decidan aplicar el fair play y no utilizar esa ventaja táctica para algo más que la liberación de los secuestrados prometidos. El arte de la guerra exige aprovechar cualquier ventaja, el de la guerra irregular está más lejos de imponer límites morales a tal práctica. Hace unos meses me pareció evidente que los secuestrados 'canjeables', los que despiertan la sensibilidad de la mediación internacional, muy posiblemente entrarían a ser utilizados como escudos humanos en los campamentos de los mandos guerrilleros más codiciados por el ejército. En esta situación han sido utilizados para inducir una ventaja táctica temporal. Exigir la suspensión de operaciones en seis departamentos es algo que se pasa de evidente.
De resultar positiva y concluyente la prueba de parentesco entre el niño del ICBF y la familia de Clara Rojas, las Farc quedarían una vez más en evidencia, sin perjuicio del carácter irresponsable de la noticia generada por el gobierno. Con seguridad alegarían que interceptar al emisario encargado de sacar al niño constituye uno de los operativos que exigieron suspender. Los comunicados de Anncol y otros cercanos a las Farc apuntan a descalificar la confiabilidad de los análisis, en lugar de enviar fotos o alguna prueba de que ellos sí tienen al niño.
Si la hipótesis es descartada es necesario fustigar políticamente al gobierno, cobrarle su audacia, pero también presionar a las Farc a que cuando menos entreguen pruebas de supervivencia y del estado de las personas que dijeron que iban a entregar. Por el canal por el cual le escriben cartas a Chávez perfectamente pasa una foto.
Esta mañana vi casi toda la emisión matutina del noticiero del canal RCN, con la seguidilla de notas redundantes acerca de la expectativa por las pruebas de ADN a la familia de Clara Rojas y al niño candidatizado a ser Emmanuel. De hecho la presentadora en estudio se refiere al niño custodiado en Bienestar Familiar como Emmanuel, en más de una ocasión. La creciente de declaraciones, descalificaciones y recriminaciones entre los actores visibles de esta macabra discusión toma visos auténticamente estresantes. La sola mención que hace El Clarín a las contorsiones yóguicas de Uribe tensiona hasta los huesos.
Yo no soy bien pensado ni con los políticos ni con el conjunto de las instituciones del Estado. En democracias maduras y ejemplares del mundo se ha hablado mucho de fórmulas de manipulación y de intriga, de montajes, etc. y la nuestra, frágil, defectuosa, remanufacturada; difícilmente puede ser considerada mejor. Pero tampoco estoy tan enajenado como para atribuir a determinaciones sistémicas lo que hacen personas, voluntades y colectivos en esas mismas instituciones. Hay miles de fulanos y sutanas que a diario hacen cosas como coordinar el mantenimiento de un alcantarillado, energizar un circuito de alta tensión (con la responsabilidad penal que conlleva), administrar líquidos a un paciente internado, barrer una calle, verificar la potabilidad del agua que llega a un municipio, tomar una decisión judicial sobre la custodia de un niño, despachar una cuadrilla a atender un alud en carretera,... cientos de acciones urgentes y sensibles para la sociedad; llevadas a cabo sin esperar a que un comisario de una organización revolucionaria establezca que ya están dadas las condiciones; sin seguir cartillas impresas por el pentágono.
Por lo mismo me parece plausible que circulara en medios de inteligencia la especie de la posibilidad de que Emmanuel no estuviera con la guerrilla; ya que el grado de infiltración que hoy padecen las Farc es tal que Acacio no volverá a comer cachicamo ni Martín hicotea. Deserciones y delaciones bien pueden haber generado un cuadro creíble que permitiera a la Fiscalía abrir de oficio una investigación al respecto, independientemente de los hechos que se desarrollaran en el terreno político de la mediación internacional. Hasta ahí todo de ley y pertinente.
Pero revelar el asunto de manera tan apresurada, en medio de un ambiente tan explosivo, es un gesto por lo menos incendiario. La explicación de Juan Manuel Santos en la entrevista a Félix de Bedout recurre a justificaciones deleznables. A esa altura quienes comprometían su credibilidad eran las Farc, quienes pusieron primero una absurda excusa meteorológica y luego se refugiaron en la historia del acoso militar, cuando nunca establecieron las coordenadas del sitio de entrega, lo cual habría permitido delimitar el corredor que no se abrió. De no ser por la frágil credibilidad del ministro que, antes de serlo, divulgó sin ningún recato una calumnia contra Rafael Pardo Rueda; sería interesante la alusión a la presunta respuesta del vicecanciller venezolano al anuncio de Uribe: "nadie dijo que los entregarían en la selva". Pienso mal de la explicación del mindefensa, soportada en el temor. La tormenta por el fracaso de la entrega era manejable y no justificaba apostar tan en el vacío acerca de algo sobre lo cual hay tan poca certeza.
Pienso mal del gobierno en esta situación y pienso aun más mal de las Farc. Es improbable que en la eventualidad de una ventana de tiempo sin operaciones ofensivas de su enemigo ellos decidan aplicar el fair play y no utilizar esa ventaja táctica para algo más que la liberación de los secuestrados prometidos. El arte de la guerra exige aprovechar cualquier ventaja, el de la guerra irregular está más lejos de imponer límites morales a tal práctica. Hace unos meses me pareció evidente que los secuestrados 'canjeables', los que despiertan la sensibilidad de la mediación internacional, muy posiblemente entrarían a ser utilizados como escudos humanos en los campamentos de los mandos guerrilleros más codiciados por el ejército. En esta situación han sido utilizados para inducir una ventaja táctica temporal. Exigir la suspensión de operaciones en seis departamentos es algo que se pasa de evidente.
De resultar positiva y concluyente la prueba de parentesco entre el niño del ICBF y la familia de Clara Rojas, las Farc quedarían una vez más en evidencia, sin perjuicio del carácter irresponsable de la noticia generada por el gobierno. Con seguridad alegarían que interceptar al emisario encargado de sacar al niño constituye uno de los operativos que exigieron suspender. Los comunicados de Anncol y otros cercanos a las Farc apuntan a descalificar la confiabilidad de los análisis, en lugar de enviar fotos o alguna prueba de que ellos sí tienen al niño.
Si la hipótesis es descartada es necesario fustigar políticamente al gobierno, cobrarle su audacia, pero también presionar a las Farc a que cuando menos entreguen pruebas de supervivencia y del estado de las personas que dijeron que iban a entregar. Por el canal por el cual le escriben cartas a Chávez perfectamente pasa una foto.
2 comentarios:
Amable celebracion en el supuesto de que hubiera algo que celebrar, o cuando menos alejamiento de los enganhos y las maquinaciones es mi deseo (ya sé, improbable).
Yo estoy llegando también a mi pico de Hubbert en materia de Colombia, en vez de escribir en tanto blog suelto deberiamos poner nuetsras contribuciones para ser leidas por un robot de esos que juglar maneja. Le ponemos nombre de emisora y salimos de esto. Qué opinas?
Lo del robot pinta, entre otras, porque mi voz es espantosa. Un buen gancho sería un juego en flash con algo como de análisis, pero pediría tiempo que es lo que no hay. Vamos a ver.
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