Un pasaje inolvidable de la vida política de Germán Vargas Lleras, nieto favorito de Carlos Lleras Restrepo, fue la de golpes que le dio a uno de sus conductores ante varias cámaras de televisión, al mejor estilo de su indómito abuelo. Hoy, como figura prestante de una de las facciones más importantes del actual gobierno, es una de las voces más fuertes que tiene esa tendencia política; además no se ruboriza para exigir su participación en los cargos que su colectividad considera merecer en el reparto de funciones.
Durante el presente gobierno, se han conocido dos atentados realizados contra su vida y tal vez aun más solo planeados. Para el segundo, el congresista no tuvo ningún reparo en comentar públicamente las sospechas que había acerca de la autoría, no hacia los sospechosos de siempre, sino hacia miembros de la Fuerza Pública. En medio de la campaña presidencial de 2006, aunque su partido fue conspicuamente gobiernista, Vargas no avaló la calumniosa, rastrera e irresponsable sindicación que el frívolo Juan Manuel Santos, hoy Ministro de Defensa, hizo contra Rafael Pardo Rueda. Hoy, ante el escándalo aun sin aclarar sobre la escalada terrorista previa a la posesión presidencial, vuelve a los micrófonos a comentar sus sospechas acerca de las andanzas de ciertos uniformados y a disonar con las ficciones de 'Bart' (como lo apoda Osuna).
De una primera reacción en la cual se anunciaban investigaciones y consecuencias, se pasó a la negativa con rutinas retóricas muy manidas en el pasado. La oportunidad de demostrar con claridad que quienes gobiernan no van a ponerse con actos tipo incendio del Reichstag se está desperdiciando absurdamente.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario