En la sección de humor de El Tiempo de hoy publicaron unas fotos de huecos de la ciudad a manera de charada del sismo que no ocurrió. De inmediato recordé un penoso incidente de los tempranos años noventa. El 18 de octubre de 1992 ocurrió el sismo de Murindó, causante de numerosos desastres en el Chocó. La periodistada de la jornada fue sin duda la de Juan Gossaín. En el volcán de lodo de Cacahual, en Urabá, el evento propició una salida rápida de material, incluidas burbujas de hidrocarburo, causando quemaduras a varios bañistas. El inefable comunicador habló de lava. En medios universitarios militantes el chiste era que eso tenía que ver con una consigna que decía: "mover cielo y tierra para defender la vida del presidente Gonzalo".
Resulta que durante los siguientes días unos vivos de la sección encargada de construcciones escolares de la Secretaría de Educación de Bogotá, decidieron aprovechar que el sismo se sintió por estos lados para atribuirle tejas rotas, grietas con pasto, paredes derrumbadas y otros signos de incompetencia profesional de sus funcionarios en edificaciones de escuelas, varias de ellas con menos de cuatro años de haber sido construidas. La selectividad del siniestro para afectar preciso escuelitas y nada más, daría para que el sin oficio del Bessel hubiera tenido que pedir unos tres siglos más de chance para encontrar semejantes modos tan exóticos de vibración. Los cimientos mal calculados, los inexistentes estudios geotécnicos, la negligencia para atender las quejas por deterioro; todo esto pasó súbitamente a ser culpa de un evento posterior. Antes no les prendieron candela a los colegios. Por supuesto la prensa apoyó la farsa y las soluciones se siguieron postergando. Yo estuve encima de los corresponsales que fueron a fotografiar una de las escuelas "damnificadas", quienes más atención hubieran puesto a un mosquito; las fotos se publicaron con el rollo prefabricado. Hoy lo recordé.
Resulta que durante los siguientes días unos vivos de la sección encargada de construcciones escolares de la Secretaría de Educación de Bogotá, decidieron aprovechar que el sismo se sintió por estos lados para atribuirle tejas rotas, grietas con pasto, paredes derrumbadas y otros signos de incompetencia profesional de sus funcionarios en edificaciones de escuelas, varias de ellas con menos de cuatro años de haber sido construidas. La selectividad del siniestro para afectar preciso escuelitas y nada más, daría para que el sin oficio del Bessel hubiera tenido que pedir unos tres siglos más de chance para encontrar semejantes modos tan exóticos de vibración. Los cimientos mal calculados, los inexistentes estudios geotécnicos, la negligencia para atender las quejas por deterioro; todo esto pasó súbitamente a ser culpa de un evento posterior. Antes no les prendieron candela a los colegios. Por supuesto la prensa apoyó la farsa y las soluciones se siguieron postergando. Yo estuve encima de los corresponsales que fueron a fotografiar una de las escuelas "damnificadas", quienes más atención hubieran puesto a un mosquito; las fotos se publicaron con el rollo prefabricado. Hoy lo recordé.
4 comentarios:
¡A que se agrietaron las vías del transmilenio! jajajajaja
¿cómo no se le ha ocurrido a Peñalosa?
Y no se sorprendan la excusa ya está, se la oí a una abogada egresada de la nacho que había trabajado con la secretaría de atención y prevención de desastres, segun ellos (versión no oficial por supuesto) el relleno fluido falló por unas emanaciones de vapor semejantes a las que se dan en cercanía a volcanes, y volvía a retomar el viejo mito de que monserrate es un volcan dormido, y que por esto era que se había apagado el debate acerca de la incompetencia de Cemex al proveer un material deficiente para las especificaciones requeridas para transmilenio. Suena bastante raro lo de las emanaciones, claro que uno se queda callado viniendo el comentario de quien viene, pero es sorprendente que todavía la gente se deje meter los dedos a la boca, algunas veces no importan los títulos de una persona, simplemente el sentido común.
señor Vulturno, vea que esta señora afirmaba que en el parque central Bavaria, existen aguas termales cuyas emanaciones se pueden oler (ya que las aguas son ricas en azufre, el olor es muy característico) en horas de la madrugada, es decir entre las dos y cinco de la mañana, y que si el sismo llegara a ocurrir este sería el sitio del epicentro. Comentario que también me ha dejado perplejo, y otra cosa que afirmaba era que el terremoto se daría en una fecha entre septiembre y octubre de este año. Vea que este también es un rumor lleno de complejos mitos, y hasta llegué a creer en su momento, dejando el rigor científico y arrojándome a una certidumbre sin fundamento alguno. Señor Vulturno si puede investigar esto sería bueno que lo comentara. Gracias.
Tanakin: Hasta donde yo supe el relleno fluido es una tecnología prometedora, pero probada solo para rangos de carga mucho más bajos que la circulación de esos buses tan pesados. En eso coinciden los análisis hechos por Los Andes y la Nacional. La política y el interés fabricaron el desastre y realmente las marrullas legales dan para evadir responsabilidades aun con cuentos tan flojos.
El vulcanismo bogotano es una de esas cosas loquísimas que persisten en dar muestras a pesar de no existir. Hace menos de cuatro años, unas humaredas por los lados de Cota generaron alarma y resultaron ser incendios subterráneos de turba, material nada magmático. Monserrate es una expresión geomórfica del Grupo Guadalupe, espesa unidad eminentemente sedimentaria; de la cual esperar vulcanismo es como buscar petróleo bajo Manizales.
Está buena la historia del Parque Central, bien puede ser que en las cavas tuvieran comunicación directa al infierno. Toca preguntarle a la funcionaria a qué profundidad presupuestan el hipocentro. Casualmente el Dama ya ha establecido en varias ocasiones que la Caracas con 26 es el punto con el aire más contaminado de Bogotá, y eso que para experimentar olores sulfurosos y sulfúricos no hay como estar cerca al Juan Amarillo.
A propósito de esto último, más que temer las emanaciones que nos mande la Diosa Gea, deberíamos temer las filtraciones que le echamos (como gasolina derramada de tanques de estaciones de servicio o lixiviados de las basuras) y los fluidos que le retiramos (como cuando por explotación irracional del acuífero sobrevienen subsidencias o agotamiento del recurso, amén del maltrato ambiental a los cerros, su zona de recarga).
Lanark: Gracias por las flores del día bloguero. Lo de las pocas visitas es exacto, por aquí el tráfico completa más de dos meses de franca decadencia. Un saludo.
Publicar un comentario