jueves, agosto 21, 2008
martes, agosto 12, 2008
lunes, agosto 11, 2008
*política
Diciembre de 1990. Terminando la jornada de elección de los delegados a la Asamblea Nacional Constitucional, conocida como la Constituyente, César Gaviria Trujillo anunció públicamente el asalto del Ejército Nacional al campamento conocido como 'Casa Verde', algo así como la sala de prensa de los diálogos con las Farc y supuestamente santuario del poderío militar del grupo guerrillero; tanto como para que se dijera que era uno de los objetivos del adiestramiento impartido por Yair Klein a los autodefensores de 'El Mexicano'. Era el primer logro mostrable de la Brigada Móvil Número 1, selección de compañías de las diferentes brigadas del país, cuya misión sería perseguir a los cuerpos de mando de las distintas guerrillas y que ya había hecho sus correrías por el sur y centro del Cesar, bombardeado el Perijá, acampado con marines en el Urabá y reentrenado en Tolemaida para lograr su histórico balance de decenas de paracaidistas con las piernas rotas, bombas transdepartamentales arrojadas por aviones supersónicos y la bota pantanera de un guerrillero asomando sobre una fosa mal hecha.
Era el fin. Ese año cayó el muro bendecido por John Fitzgerald Kennedy y fueron enterradas para siempre las sobrias camisas de Jacobo Arenas; seguidores del 'Comandante Papito' depusieron (fue un año prolijo en deposiciones) piedras ante la disponible y Daniel Ortega se despidió de la presidencia nicaragüense. Sin duda, ocupar una posición tan publicitada, el recibidero de visitas extranjeras y locales (incluida la del alcalde menor de Sumapaz, Jaime Garzón Forero, quien divulgó el video como chiste en su programa Zoociedad), suponía poner en evidencia que era posible derrotar militarmente a la guerrilla, pues se la había sacado de uno de sus fuertes. Era caso cerrado.
El año anterior a ese el mismo Gaviria tuvo que ser quien se pusiera frente al micrófono para ilegalizar las autodefensas que habían merecido elogios públicos de Belisario Betancur y Jaime Castro. Se abortó la iniciativa del movimiento político MORENA y la guerra Carranza - Molina llegó a su paroxismo, mientras caían el comandante de la Policía de Antioquia y el candidato Galán. Ese primer asomo de enfrentamiento estatal con el paramilitarismo menguó en los años siguientes, dándose por enterrado con A. Ariel Otero, con la 'desmovilización' de los hermanos Castaño y con la captura de A. 'El Negro Vladimir', cuyas declaraciones fueron el anticipo de lo que hoy se llama parapolítica. Ese paramilitarismo de los ochenta fue político, muy político. Sus metas electorales fueron muy claramante definidas y quedaron en mayor evidencia al estrenarse la elección popular de alcaldes.
Hubo una época, más o menos por el 92, en la cual - producto de la seguidilla de desmovilizaciones y reinserciones -, se puso de moda revelar pasados contestatarios y aun quemantes. El director de la telenovela 'Escalona' habló de su militancia "de nuevo tipo", salieron las fotos setenteras de muchos neoconservadores y postyupies de la dirigencia nacional, donde se los veía peludos y rebeldes, con cara de quemar palosanto para disimular el pielroja. Casi se podría decir que aquellas dejaciones de armas eran de mejor abolengo y que al haber ministros y congresistas mecas* casi que el reclamo sempiterno de Uribe a favor de su 'Justicia y Paz' tiene hasta fundamento. Por supuesto que hubo diferencias, pero no tan limitadas como las que plantea el presidente. El M-19 se desmovilizó en su peor momento militar y entregó el armamento que tenía para entrar al ruedo electoral, persisitiendo en las acciones solamente facciones menores claramente diferenciadas de los firmantes de alto nivel. El paramilitarismo fue a la mesa de diálogo en su momento de mayor dominio militar y electoral, como fuerza triunfante que se ufanó de declarar el porcentaje parlamentario que ya le pertenecía, no por "circunscripción especial de paz", sino como hechos cumplidos y botín de guerra. El precio de su silencio no evocaba el chantaje que se le hace a un enemigo sino a un ex socio.
Eso es lo singular de la llamada parapolítica. La puesta al descubierto de lo que ya se había dicho y el gobierno había negado. Los generales desagraviados por el exgobernador de Antioquia señalados ahora no por sindicalistas ni subalternos (fácilmente descalificables por diagnósticos siquiátricos forenses por encargo), sino por los mismos gatilleros. Los congresistas, presidentes de partidos de gobierno, funcionarios de distintos niveles investidos de poder desde antes del sainete de diálogo. Por ello resulta infantil el rosario de excusas liderado por el gobierno mismo a partir de la llamada "farcpolítica". En los prolegómenos de la misma salen selecciones arbitrarias de material supuestamente contendio en los computadores de Reyes, notificadas primero a determinados medios de comunicación y luego a la autoridad competente, a la cual se descalifica políticamente cuando pide la totalidad del acervo.
Este fin de semana El Tiempo, El Espectador y otros hablan de la "primera captura", a propósito de la detención de una persona cercana a Fensuagro. Por décadas se han abierto procesos judiciales y librado detenciones contra miembros de sindicatos, organizaciones campesinas y comunales, militantes del Partido Comunista y otras organizaciones, etc., por presuntos o probados vínculos militantes o de colaboración con las guerrillas. Desde antes de la creación de las Farc muchos pagaron prisión y hasta exilio por tales asociaciones. Qué macabro juego juegan estos medios al hablar del asunto como si fuera la novedad y el resultado de una novísima condición. ¿No pasó ya media dirección de la USO por procesos por rebelión y hasta terrorismo? ¿No probaron ergástula Vieira, Montaña Cuellar y todos esos? ¿No hubo ya caballerizas ni procesos verbales de guerra, ni todas esas vainas? Supongo que al son que tocan estos periodistas hoy debemos reescribir ciertas anécdotas con apelativos anacrónicos, como cuando en los setenta detuvieron a Jorge Villamil por reunirse con esos bandidos en el Huila (farclore gate); o la secuela de la primicia que comento: "Primer capturada por Farcpolítica tenía un romance con Raúl Reyes" (furck).
* Meca: apócope de mecánico, apelativo confianzudo para la militancia del M.
Era el fin. Ese año cayó el muro bendecido por John Fitzgerald Kennedy y fueron enterradas para siempre las sobrias camisas de Jacobo Arenas; seguidores del 'Comandante Papito' depusieron (fue un año prolijo en deposiciones) piedras ante la disponible y Daniel Ortega se despidió de la presidencia nicaragüense. Sin duda, ocupar una posición tan publicitada, el recibidero de visitas extranjeras y locales (incluida la del alcalde menor de Sumapaz, Jaime Garzón Forero, quien divulgó el video como chiste en su programa Zoociedad), suponía poner en evidencia que era posible derrotar militarmente a la guerrilla, pues se la había sacado de uno de sus fuertes. Era caso cerrado.
El año anterior a ese el mismo Gaviria tuvo que ser quien se pusiera frente al micrófono para ilegalizar las autodefensas que habían merecido elogios públicos de Belisario Betancur y Jaime Castro. Se abortó la iniciativa del movimiento político MORENA y la guerra Carranza - Molina llegó a su paroxismo, mientras caían el comandante de la Policía de Antioquia y el candidato Galán. Ese primer asomo de enfrentamiento estatal con el paramilitarismo menguó en los años siguientes, dándose por enterrado con A. Ariel Otero, con la 'desmovilización' de los hermanos Castaño y con la captura de A. 'El Negro Vladimir', cuyas declaraciones fueron el anticipo de lo que hoy se llama parapolítica. Ese paramilitarismo de los ochenta fue político, muy político. Sus metas electorales fueron muy claramante definidas y quedaron en mayor evidencia al estrenarse la elección popular de alcaldes.
Hubo una época, más o menos por el 92, en la cual - producto de la seguidilla de desmovilizaciones y reinserciones -, se puso de moda revelar pasados contestatarios y aun quemantes. El director de la telenovela 'Escalona' habló de su militancia "de nuevo tipo", salieron las fotos setenteras de muchos neoconservadores y postyupies de la dirigencia nacional, donde se los veía peludos y rebeldes, con cara de quemar palosanto para disimular el pielroja. Casi se podría decir que aquellas dejaciones de armas eran de mejor abolengo y que al haber ministros y congresistas mecas* casi que el reclamo sempiterno de Uribe a favor de su 'Justicia y Paz' tiene hasta fundamento. Por supuesto que hubo diferencias, pero no tan limitadas como las que plantea el presidente. El M-19 se desmovilizó en su peor momento militar y entregó el armamento que tenía para entrar al ruedo electoral, persisitiendo en las acciones solamente facciones menores claramente diferenciadas de los firmantes de alto nivel. El paramilitarismo fue a la mesa de diálogo en su momento de mayor dominio militar y electoral, como fuerza triunfante que se ufanó de declarar el porcentaje parlamentario que ya le pertenecía, no por "circunscripción especial de paz", sino como hechos cumplidos y botín de guerra. El precio de su silencio no evocaba el chantaje que se le hace a un enemigo sino a un ex socio.
Eso es lo singular de la llamada parapolítica. La puesta al descubierto de lo que ya se había dicho y el gobierno había negado. Los generales desagraviados por el exgobernador de Antioquia señalados ahora no por sindicalistas ni subalternos (fácilmente descalificables por diagnósticos siquiátricos forenses por encargo), sino por los mismos gatilleros. Los congresistas, presidentes de partidos de gobierno, funcionarios de distintos niveles investidos de poder desde antes del sainete de diálogo. Por ello resulta infantil el rosario de excusas liderado por el gobierno mismo a partir de la llamada "farcpolítica". En los prolegómenos de la misma salen selecciones arbitrarias de material supuestamente contendio en los computadores de Reyes, notificadas primero a determinados medios de comunicación y luego a la autoridad competente, a la cual se descalifica políticamente cuando pide la totalidad del acervo.
Este fin de semana El Tiempo, El Espectador y otros hablan de la "primera captura", a propósito de la detención de una persona cercana a Fensuagro. Por décadas se han abierto procesos judiciales y librado detenciones contra miembros de sindicatos, organizaciones campesinas y comunales, militantes del Partido Comunista y otras organizaciones, etc., por presuntos o probados vínculos militantes o de colaboración con las guerrillas. Desde antes de la creación de las Farc muchos pagaron prisión y hasta exilio por tales asociaciones. Qué macabro juego juegan estos medios al hablar del asunto como si fuera la novedad y el resultado de una novísima condición. ¿No pasó ya media dirección de la USO por procesos por rebelión y hasta terrorismo? ¿No probaron ergástula Vieira, Montaña Cuellar y todos esos? ¿No hubo ya caballerizas ni procesos verbales de guerra, ni todas esas vainas? Supongo que al son que tocan estos periodistas hoy debemos reescribir ciertas anécdotas con apelativos anacrónicos, como cuando en los setenta detuvieron a Jorge Villamil por reunirse con esos bandidos en el Huila (farclore gate); o la secuela de la primicia que comento: "Primer capturada por Farcpolítica tenía un romance con Raúl Reyes" (furck).
* Meca: apócope de mecánico, apelativo confianzudo para la militancia del M.
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Colombia,
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martes, agosto 05, 2008
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