martes, octubre 24, 2006

Se delicaron ahora

Cuando uno lanza un panfleto bien lleno de provocación pues es para eso... Con seguridad que en el pasado he abusado de las palabras para calentar a algún contradictor. Tal vez haya habido un poco de mesura para no gastar los altos vocablos con los que "hablan los dioses y maldicen los hombres", como los llama Pablus Gallinazo. Pero yo creo que uno debe ser consciente de sus actos y sus modos y no ponerse con lloriqueos. Los cinco blogueros de "no jodás" han decidido impartir lecciones de sindéresis y todas esas virtudes de la discusión civilizada. Pero no rectifican ni matizan su primera provocación.

domingo, octubre 22, 2006

La censura

No sabía que al humo lo censuraban:"... para guardar fuentes radiactivas en desuso -como censores de humo y cápsulas usadas en radioterapia,...". (Fuente).

jueves, octubre 19, 2006

Quiero y no quiero

A propósito de este post de Julián Ortega en Equinoxio.
Son tantas cosas... Y mientras más vueltas les da uno más vacío se vuelve el asunto. La conclusión anticipada sí es que los tropeles son una experiencia negativa sin ninguna consecuencia provechosa. Cuando creé mi blog tenía presente que, cuando hablara de la Universidad, no caería en el lugarcomún de convertir el tropel en el gran protagonista y la razón de ser de la Universidad. Por supuesto, la efectividad de ese fenómeno para impactar la voracidad noticiosa termina por alcanzarle a uno el opinadero. Por ahí derecho termina uno hablando como 'gran conocedor' (la petulancia lo vende a uno), como me pasó alguna vez en el blog de Atrabilioso.
Mis fuentes en este tema son principalmente vivenciales, mi paso por la Universidad y el ambiente político de izquierdas en la primera mitad de los noventas y el intermitente diálogo que he tenido con parte de sus protagonistas a lo largo de mi progresivo distanciamiento de la faceta militante de la política. También testimonios del pasado y del después de mi contacto directo; estos los procuro diversos y con la edad he aprendido a escuchar más y a pensar sobre lo que escucho.
Yo conozco gente que, en olor de militancia juvenil del partido conservador, provocaba a la tropa en tiempos de Rojas Pinilla; sé de las pedreas de estudiantes universitarios y secundarios en los años treintas y cuarentas para entrar gratis a los teatros de cine en el centro; también un montón de chismes más puntuales y exóticos sobre quiénes eran los contestatarios y amigos del bonche en distintos momentos (el mismo Laureano Gómez fue líder estudiantil con líos disciplinarios y todo). Primera afirmación grandilocuente: para dedicarse a tropelero es casi obligatorio disfrutarlo. Por supuesto que hay excepciones, pero la sensación de una batalla casi medieval, librada en colectivo, tiene su retribución hedónica. Basta ver la cara de entusiasmo adolescente que muchos policías ponen, contagiados de la mística del ritual.
El tema de la clandestinidad es una gran falacia. Una capucha hecha con una camiseta no es más protectora del anonimato que la mascara del zorro, salvo porque por lo menos sí ocultaría el bigotico ese. El recuadro de ojos y cejas, la voz, los modismos, el caminado y la complexión son elementos familiares para quien lo ve a uno a diario. La supuesta complicidad pasiva de la multitud que no denuncia es también discutible. Una fracción lo hace, no solamente desde el anonimato; amén de quienes hablan en voz alta sobre estas cosas en buses y otros lugares públicos. Y también hay mucha gente que no se sabe ni el nombre del profesor que tiene al frente en la clase, sí que menos de los protagonistas de hechos a los que no asoma.
En cuanto a motivos y fechas... Realmente nunca había oído hablar de un tropel por el cumpleaños de tirofijo. ¿En cuál fecha cae? Normalmente los de calendario son una de las expresiones de ese carácter de la izquierda colombiana que consiste en mirar siempre al pasado (sus verbos favoritos son recuperar, recordar, rescatar, conmemorar,...). Normalmente, como en las fiestas, los más 'exitosos' (más participantes espontáneos, más heridos, más detenidos y más ocurrencias dañinas de las masas como destrucción de pupitres o incendios) son los que no se planean. Los de las fechas (en general evocadoras de alguna muerte violenta) normalmente precisan días de preparación.
Suena antipático pero la mayoría de los tropeles se hacen por hacerlos; haciendo del resto de la actividad política una preparación para esa gran experiencia orgásmica. Por la misma razón, semanas o meses de asambleas, reuniones de trabajo, discusiones y otras actividades activistas terminan desembocando en una situación que cansa, a veces se goza, pero clausura todo lo demás. En la agenda de los grupos armados, los tropeles son un escenario interesante para la propaganda, pero muy moderado para los apremios de reclutamiento de cuadros militares y acciones de choque.
En una comunidad con más de treinta mil miembros ocurren muchas más historias y tragedias que las tradicionalmente divulgadas del activista que solo quería lanzar una opinión y pagó caro su humilde atrevimiento. Gente metida en peleas pasionales, secuestros, líos de plata, malos momentos en salidas de campo a zonas delicadas del país,... De hecho el record reciente de la Universidad debe analizarse en su contexto local sin caer en la tentación fácil de asociarlo planamente con hechos ocurridos en la Costa, Antioquia, Valle, Nariño u otras regiones. Porque mientras una amenaza en Medellín (qué día recordé el veto que hubo en los ochentas a "Money for Nothing" de Dire Straits) tiene una tendencia natural a cumplirse , muchos de los casos manidos en la Nacional de Bogotá tienen sus vicios. Por un lado, en los últimos diecinueve años los eventos sicariales que han ocurrido en el campus (por fuera de tropeles) no son atribuibles al Estado ni a la derecha en armas; por otro, los asilos políticos que se han tramitado hacia Canadá y Europa se han rodeado de una discreción que mejor dicho no sigo.
Me temo mucho que hay una recreación de la fábula del pastorcito mentiroso detrás de algunas de las amenazas divulgadas en meses anteriores. Sobre la relación del paramilitarismo con la Universidad hay facetas muy complejas de describir y no las voy a tocar en esto que ya se pasó de extensión. De la política de las Farc solo puedo decir que hace muchos años esa organización es - como diría un locutor de Fox Sports - un ejpónsor. Por un lado esa máxima de si no te queda tiempo para hacer la política, cómprala hecha (cabe financiar un movimiento neonazi, si lo solicita); por otro está la obsesión con su flashback bolivariano (les dio ahora porque la contradicción del momento es si Bolívar o Santander, en serio). El último tropel no fue orquestado por grupos guerrilleros, pero sí hubo despliegue de la costosa propaganda (policromía sobre papel esmaltado y fotos de comandantes farianos) de los que pintan al militar venezolano y de vez en cuando queman buses del expreso tocayo en el occidente del país.
Son muchas cosas y, cuanto más exhaustivas, más vacías. Por ahora corto.

miércoles, octubre 18, 2006

Las horas de aclarar

Hace cuatro días apareció en el espacio de blogs de El Tiempo una entrada llena de resentimiento, ignorancia y mala intención, a propósito de una calificación que hizo el Rector de la Universidad acerca de una inspirada declaración del vicepresidente Francisco Santos. Llegué allí por un enlace del primer pantallazo del sitio del periódico, se trataba de una noticia destacada y parecía ser la primera entrada de alguno de los nuevos bloggers de la sección de participación de los lectores. Como conocedor del espacio juzgado, no tardé en molestarme por las ínfulas de documentación que el autor (sin perfil y sin cara, a diferencia de otros de los participantes), quien firmaba 'soyfranco' se daba para adornar su diatriba. Pasajes de comunicados de rectores de los noventas y de la carta de los profesores al comando central del Eln (cuando cierta explosión sacudió la casa de la familia de Antanas Mockus en el barrio Quinta Paredes) fueron presentados al estilo de lo que uno conoce como el pensamiento político de Simón Bolívar, esto es, frases sueltas citadas fuera de contexto y acomodadas para cualquier interés.
Párrafo tras párrafo se presenta una historia (comenzada misteriosamente hace solo quince años) marcada por esos pedazos de textos, mal conectada con acontecimientos que no corresponden o que simplemente no fueron investigados. Lo otro es la persistencia de la frase coloquial que da nombre al blog: "¡No jodás!".
El tono general de la entrada es de arenga política, de las más violentas, de las que se lanzan para incitar a quemar un edificio o a linchar a un contradictor. La seriedad y la documentación solamente se fingen, tomando a uno que otro incauto por la cresta, como les pasaba a aquellos que hace unos años salían de las clases de Abelardo Forero diciendo "ese man sabe mucho, mucho, mucho, g'on".
Hoy, 18 de octubre, cuatro días después de la publicación enlazada desde la página principal en posición privilegiada; 'soyfranco' se quita la capucha y diluye su altanería en cinco nombres con una extraña advertencia acerca de la falta de unanimidad en el equipo. Para completar, los sujetos se presentan como periodistas de El Tiempo y eltiempo.com y llaman a su incendiaria práctica: "... motivar la reflexión y discusión sobre temas cotidianos y que afectan a todos los colombianos".
Yo escribo sobre estas cosas a partir del heteronimato, así comenzó este espacio y posiblemente siga siendo esa la situación. El Tiempo convocó hace unos meses a los lectores a participar y es muy desagradable encontrar que la misma empresa utilice ese escenario para permitir a funcionarios suyos un canal de expresión irresponsable, cuyas malas artes empiezan por resultar achacables a un participante ciudadano, cuando en realidad son propaganda política surgida en el seno de la propia casa editorial. Quiero que esta entrada desemboque en discusión, así no sea en mi sección de comentarios.

viernes, octubre 06, 2006

Siglas

A veces a los latinoamericanos les da por federarse y tienden a bautizar a sus organizaciones con siglas comenzadas en fela, como la protagonista de este evento. Así hay uno de los estudiantes de antropología (Felaa). En una versión a la cual asomé (no es mi gremio) el nombre resultaba emblemático, pues su más recurrente orador mostraba un obsesivo apego al micrófono.
En su momento fueron famosas las siglas de la Corporación Universitaria de la Costa Atlántica y de la Corporación Universitaria de Ciencias Agropecuarias, las cuales terminaron por cambiar sus nombres.
Hay unas que tienen su faceta especial entendidas en inglés. En Colombia existió hace muchos años una Federación Universitaria Nacional (FUN), cuyo final no fue nada divertido. La que más me intimida, por razones de salud, es la Sociedad Colombiana de Anestesiología y Reanimación (Scare). Aun sin cicatriz asusta.